miércoles, 14 de agosto de 2024

Habilidades Socioemocionales en Docentes ¿Competencias por Formar?


Las habilidades socioemocionales son un conjunto de capacidades que nos permiten interactuar y relacionarnos de una forma efectiva con el medio que nos rodea. Estas competencias están relacionadas con nuestras emociones, pensamientos y conductas y generalmente nos ayudan a comprender y a manejar nuestras propias emociones, así como identificar la de los demás. Estas habilidades son fundamentales para el desarrollo individual y social y se trabajan y mejoran constantemente conforme a nuestras experiencias de vida.

En el sector educativo, las habilidades socioemocionales se abordan principalmente en el desarrollo integral de los estudiantes ya que estas permiten a los alumnos a entender y ser responsables de sus emociones, los ayuda a construir su identidad personal y sobre todo a establecer relaciones positivas con los demás. Bajo la perspectiva moderna de la educación, estas habilidades se consideran fundamentales para el éxito profesional y personal a largo plazo.

Sin embargo, pocas veces se han abordado investigaciones sobre las habilidades socioemocionales en docentes de educación media superior. El docente es primordial en el sistema educativo ya que a través de su trabajo transmite conocimientos y genera estrategias para facilitar el proceso de enseñanza de los alumnos, son quienes actúan como mediadores entre los estudiantes y el conocimiento, promoviendo un ambiente de aprendizaje positivo y colaborativo y esto se relaciona directamente con las habilidades socioemocionales.

Las habilidades socioemocionales en los docentes son imprescindibles  para crear un ambiente de aprendizaje positivo y efectivo. Estas habilidades no solo ayudan a los estudiantes, sino que también beneficia a los docentes para manejar el estrés y construir relaciones saludables con sus colegas, institución educativa  y alumnos por lo cual fomentar estas habilidades en la docencia puede impactar positivamente en el clima del aula, reducir los conflictos y promover una cultura de paz y de colaboración en la escuela. Identificar las habilidades socioemocionales en los docentes nos ayudaría a diseñar estrategias más eficaces y eficientes para que sepan manejar sus propias emociones, que aprendan a identificarlas y que estas herramientas puedan servirle para establecer relaciones más fructíferas.

Santos (2010) expone que la docencia “es un tejer y destejar incesante de emociones, de expectativas y de relaciones interpersonales” dando a entender la necesidad de fundamentar las habilidades socioemocionales en los docentes ya que son cruciales en el proceso de enseñanza- aprendizaje. Por su parte, Extremera et al 2016 y Mariño et al (2016) manifiestan la necesidad de que los maestros utilicen las herramientas socioemocionales de una forma constante ya que les abrirá la posibilidad de tener una mejor interacción con los estudiantes y generar espacios significativos en el aula.

Las habilidades socioemocionales en el docente también inciden directamente en su bienestar emocional. Según las aportaciones de Gutiérrez y Buitrago (2019) que el desarrollo de estas competencias ayuda a prevenir el desgaste emocional docente a través del manejo, regulación y gestión emocional, fomentando creencias positivas de autoeficacia y disminuyendo el síndrome del burnout, presentando menos agotamiento emocional y un mejor vínculo con su quehacer pedagógico (Torres, 2018).

Becker y sus colaboradores (2015) consideran que es fundamental que los docentes cuenten con adecuadas competencias sociales y emocionales que les permitan modificar sus experiencias emocionales a través de reevaluaciones cognitivas a lo que complementan Buitrago et al (2007), Cárdenas (2017) y Cuadra et al (2018) que el mismo personal docente reconoce la importancia y la necesidad de poseer estas habilidades socioemocionales ya que son cruciales para el buen desempeño laboral del profesor del Siglo XXI e inciden en su bienestar y formación de identidad (Becker et al., 2015; Buitrago y Cárdenas, 2017; Withehead y Suave, 2018)  

Barrientos (2016) conceptualiza a las habilidades socioemocionales como “el conjunto de competencias y habilidades que aseguran el manejo y regulación de los estados de ánimo y los sentimientos, conllevando a modelar comportamientos emocionales y sociales coherentes en el contexto donde se desenvuelven” y West (Citado por Alvarado et al, 2023) identifica a la “perseverancia, sociabilidad y curiosidad” como habilidades que se encuentran conexas a las Habilidades Socioemocionales, y son responsables de motivar, energizar y dirigir tanto el pensamiento y las conductas.

Reconoce Damon et al (2006) que los contextos educativos son escenarios donde se debería integrar las competencias socioemocionales, por ser cada docente un profesional responsable de la medicación pedagógica y porque diversas investigaciones en el campo del desarrollo evolutivo enfatizan que una alta habilidad en competencias socioemocionales se relaciona con mayor bienestar, climas positivos de trabajo y rendimiento escolar y/o laboral óptimo, mientras que una baja habilidad en estas competencias desencadena dificultades en el ámbito personal, social, académico y profesional

Autores como Zahonero y Martín (2012) y Vaello (2005) consideran que es importante que el docente posea habilidades socioemocionales, puesto que juega un papel primordial en el modelado y la enseñanza de las mismas en los estudiantes debido a que el aula representa un instrumento de influencia social que puede generar cambios en el pensamiento, las actitudes y los comportamientos de los demás y aportan recursos para afrontar retos de la vida profesional, lo cual le permite superar situaciones complicadas mediante competencias como la resiliencia, el autocontrol, que se encuentran en la base de cualquier logro  profesional.

Sin embargo, Bassett et al (2010) alertan que si estas competencias no han sido adquiridas por el docente desde su formación inicial se dificultará la enseñanza de estas a lo que sugieren repensar la formación docente desde una dimensión socioemocional y esto puede considerar una revisión y rediseño del currículum para integrar el desarrollo de las competencias socioemocionales. 

Investigación Sobre las Habilidades Socioemocionales en Docentes

 

Cabello et al (2010) exponen que el desarrollo de las habilidades socioemocionales en el docente repercute en la formación integral de los estudiantes. Distintas evidencias empíricas demuestran que la mediación con los docentes en programas de habilidades emocionales promueve un pensamiento reflexivo, la creatividad, resolución de conflictos y toma de conciencia de las propias emociones, que permite la valoración de las diferencias como personas dentro del contexto educativa, suscitando la tolerancia (Chiappe y Cuesta, 2013).

Muñoz de Morales y Bisquerra (2006) manifiestan que otros beneficios de la “educación emocional” en los docentes, se encuentran el cambio de actitudes por parte de los docentes, asociados a mayor interés por los aspectos efectivos de los estudiantes, un aumento de la motivación para realizar las actividades propuestas en el programa de estudios. Además, esto repercute en el alumno ya que se sentirá más escuchado y comprendido, volviéndose más participativo incluso si ostenta una personalidad introvertida. Por otra parte, aumenta la tolerancia a la frustración y se reducen los conflictos interpersonales, propiciando el dialogo y se reduce el estrés psicosocial en los estudiantes. 

Cronológicos

El articulo 3 Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos indica que la educación que imparte el Estado (incluido el medio superior), será obligatoria, universal, inclusiva, pública, gratuita y de excelencia, entendida como el mejoramiento integral constante que promueva el logro de aprendizaje de los estudiantes, para el desarrollo de su pensamiento y el fortalecimiento de los lacos entre la escuela y la comunidad.

La Nueva Escuela Mexicana coloca al centro de la acción pública el máximo logro del aprendizaje de las niñas, niños, adolescentes, jóvenes y personas adultas, a través de una educación integral porque educará para la vida y estará enfocada hacia las capacidades y desarrollo de las habilidades cognitivas, socioemocionales, físicas y laborales de las personas deforma tal que les permitan alcanzar su bienestar y contribuir al desarrollo social; así como de excelencia, con orientación al mejoramiento permanente de los procesos formativos que propicien dicho aprendizaje.

Bajo esta perspectiva, el Marco Curricular Común de Educación Media Superior, conforme al Acuerdo 09/05/24, el Currículum Ampliado considera que a través de los recursos socioemocionales y los ámbitos de la formación socioemocional son fundamentales para contribuir, apuntalar y fortalecer la formación integral de las personas.  La Subsecretaria de Educación Media Superior (2024) reconoce que los recursos socioemocionales posibilitan al personal docente, personal académico, otros actores educativos, estudiantes y personas en general la solución de problemas y la atención a sus intereses y necesidades en diferentes niveles: escolar, familiar, local y comunitario mediante la construcción de ambientes de aprendizaje para el bienestar y la seguridad, con el diseño de estrategias de enseñanza y aprendizaje para construir conocimientos, saberes, hábitos y habilidades en múltiples ámbitos de la formación socioemocional.

Concluye Bericat (2000) que las mejores prácticas de los recursos socioemocionales del Marco Curricular Común de Educación Media Superior se hacen cuando interactúan entre si los docentes y con el estudiantado, y en las relaciones que se establecen entre ellos, así como la interacción de ambos actores educativos con sus autoridades escolares, con los padres y madres de familia, y las personas que integran su comunidad. La naturaleza de las emociones está condicionada a la naturaleza social.

Desde hace algunos años se asume que el optimo desempeño de la labor docente requiere de la puesta en escena no solo de un conjunto de conocimientos y habilidades intelectuales, sino, además de una serie de atributos de distinto tipo, entre los que se encuentran los socioemocionales (Akin y Ok, 2021; Castro, 2021; Extremera et al.,2016).

 

 

Martinez et al (2016) destaca que este paradigma se basa en la premisa de que la actividad educativa trasciende la mera transmisión de conocimientos, debiendo atender a todas las dimensiones del ser humano entre las que se encuentra la dimensión socioemocional, el autor prosigue que considerando a la figura del docente como el máximo responsable de lo que sucede en el aula y la influencia que este ejerce sobre ella por lo cual es fundamental atender a su dimensión socioemocional.

Valero (2023) por su parte menciona que los educadores, que suelen ser guías y modelos que seguir, no solo deben afrontar al reto de gestionar sus propias emociones, sino que también enfrentan el desafío de reconocer y atender las necesidades emocionales de sus estudiantes. Al mismo tiempo, deben ser capaces de generar un clima emocional que sea favorable y que, a su vez, contribuya al bienestar emocional de todos los integrantes de la comunidad educativa. La OECD (2021) manifiesta que debido a las circunstancias actuales en donde el mundo es cada vez mas complejo y cambiante, es importante que el docente posea la capacidad de respuesta a las necesidades socioemocionales.

Referenciales

 

Al largo de estos años, se han realizado diversas investigaciones e incluso el diseño de instrumentos para las habilidades socioemocionales docentes, sus propósitos principales son proponer programas, estrategias y conocer la realidad del contexto de educación media superior en cuanto a las competencias socioemocionales en el profesorado se refiere.

El fenómeno de estudio ha acaparado la atención de diversos investigadores que se han dedicado a profundizar sobre este para poder analizarlo detallada y objetivamente pues resulta ser un hecho bastante complejo, algunas de estas indagaciones son producto del trabajo de autores como Valero Moya (2023) en su articulo La Dimensión Socioemocional del Profesorado: Una conceptualización Adaptada a la Función Docente expone una conceptualización sobre las cualidades, habilidades o competencias socioemocionales que considera que debería estar presente en el docente para desempeñar adecuadamente su labor considerando los postulados de la teoría de la Inteligencia Emocional como el fundamento para llevar acabo un conocimiento profundo dividido en dos esferas: la intrapersonal y la interpersonal, la primera destacando la comprensión de fenómenos emocionales propios destacando a la conciencia, la autorregulación y la autonomía emocional y la esfera interpersonal que se enfoca en las habilidades sociales básicas y complejas como lo son la empatía, la comunicación expresiva y receptiva y el liderazgo. Otro autor a destacar es Reyes el alt (2022) quienes en su producto de investigación Habilidades Socioemocionales en los Docentes: Educación desde la ética del cuidado de sí  expresan la necesidad de fomentar una formación en torno a la dimensión humana y relacional del quehacer docente que favorezca su desarrollo profesional y asi mismo plantean que la formación de habilidades socioemocionales es un aporte muy importante para la innovación educativa asi como para catalizar la revaloración y la rehumanización del docente. Y, por último, la propuesta teórica ofrecida por López y Lagos (2021) Repensar la Formación Inicial Docente desde una dimensión socioemocional de una manera clara, simple y sencilla manifiestan que una competencia no adquirida, no se puede enseñar. Evidenciando el vacío existente en el contexto de educación media superior en cuanto a la formación de habilidades socioemocionales tanto en maestros como en alumnos.

Considerando el entorno de la educación media superior en donde concierne el fenómeno y el interés de estudio, hay implementación de programas destinados para la formación de estas habilidades socioemocionales como el Construye T el cual es implementado por la Secretaria de Educación Pública, la Subsecretaría de Educación Media Superior y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo el cual se fundamenta en tres grandes dimensiones que se vinculan con las competencias genéricas del Marco Curricular Común en Educación Media Superior, las pretensiones de la Nueva Escuela Mexicana y fundamentado en el artículo tercero constitucional.

 Estas dimensiones son: Conoce T el cual se enfoca en el desarrollo de habilidades generales como la autoconciencia, la autorregulación y la determinación, el segundo es el Relaciona T el cual está encauzado en la conciencia social y la relación con los demás y Elige T, siendo el ultimo eje, el cual se dirige a las habilidades generales como la toma responsable de decisiones. Este programa se ha vuelvo una herramienta primordial en el ser y quehacer del desarrollo comunitario de los bachilleratos ya que busca crear ambientes de aprendizaje mas saludables y positivos.

Sin embargo, cabe destacar que no en todos los planteles el programa se lleva acabo con la eficacia y la efectividad deseada e incluso no hay una difusión de este en el contexto escolar y aunque su propósito es dotar a los estudiantes puliendo y perfeccionando sus habilidades socioemocionales, está implícito en algunas materias que se imparten y son parte del currículo, no se ha concentrado también en fundamentar estas habilidades socioemocionales en la figura del docente.  Aunque, en los planteles donde el programa se lleva a cabo, según Alvarado y sus colaboradores (2023) algunos docentes que participaron en fueron beneficiados, aunque advierten que existe una necesidad latente de priorizar el trabajo de habilidades socioemocionales dirigido hacia los maestros y que puede ser implementado a través de proyectos transversales.

En cuanto a instrumentos enfocados en medir las habilidades socioemocionales existen muchas variables y que se enfocan principalmente en el estudiante, considerando el factor educativo en el nivel medio superior y si se enfoca en la figura del docente, también suele ser diverso, pero se orienta en la psicología clínica y/o psicología laboral. Sin embargo, Jiménez y sus colaboradores (2021) crearon un Inventario de Habilidades Socioemocionales y Salud Mental para profesores de Educación Superior basándose en otros instrumentos e incluso expone algunos que pueden ser considerados, dependiendo del propósito de la investigación, para indagar sobre las habilidades socioemocionales.

Entre los instrumentos que se destacan en su artículo de investigación que pueden ser tomados como referencia para abordar las habilidades socioemocionales en docentes de educación media superior son los siguientes: Inventario de Competencias Socioemocionales para Adultos de Mikulic et al (2015), Cuestionario de Desarrollo Emocional de Adultos de Pérez Escoda et al (2010) y la Escala para la Evaluación de la expresión, manejo y reconocimiento de emociones, y escala de inteligencia emocional de Fernández Berrocal et al (2004) y Espinoza Venegas et al (2015)


Referencias

 

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sábado, 3 de agosto de 2024

El arte como una forma de promover la Educación Ambiental


 


El arte desempeña un papel crucial en la preservación del medio ambiente y puede fundamentarse de diversas maneras. 
Como la mayoría ya lo sabe, durante muchos años he estado realizando un trabajo de reforestación urbana en un Parque que está frente a mi casa y he tratado de vincularlo con el arte con la elaboración de algunos tótems que se han hecho icónicos en el área verde y ha causado el asombro y la admiración de propios y extraños.
Suelo frecuentar los parques de nuestra ciudad que son el Guadiana y el Sahuatoba y los disfruto demasiado, nunca dejo de maravillarme con su flora y fauna, son nuestras áreas verdes de mayor extensión en la mancha urbana y creo que deberíamos de cuidarlos, abogar por su preservación y conservación a través de proyectos de desarrollo comunitario con un enfoque sustentable y sostenible. 
En mis caminatas por el parque Guadiana, cerca del Polideportivo 450, mi mamá quien suele acompañarme vio a lo lejos este dibujo de un búho y realmente me sorprendió. 
Valore el trabajo de aquel artista anónimo que realizó este dibujo sobre el tronco porque realmente es una obra de arte digna de admiración pero luego me puse a pensar sobre la factibilidad de hacer un proyecto promoviendo la educación ambiental a través del arte. 
Los búhos eran parte de la fauna del lugar y si bien aún frecuentan la zona, ya es muy extraño verlos debido a que la flora del Parque durante los últimos 20 años ha sido vulnerada y quizás, lamentablemente llegará el momento en el que solo podamos ver a los búhos de esa manera en el Parque Guadiana: a través de un dibujo 
Cerca de las instalaciones del Parque Guadiana se encuentran la Escuela de Pintura, Escultura y Artesanías de la UJED quien podría crear un vínculo con los gobiernos estatal y federal para darle mantenimiento a las esculturas que están dentro del pabellón de "El Baluartito" y quizás hacer pinturas, murales, sobre la conservación y preservación del medio ambiente promoviendo la cultura y el compromiso universitario con su comunidad.
Así mismo esta la Facultad de Ciencias Forestales quienes podrían diseñar proyectos para la reforestación y la rehabilitación del Parque Guadiana y Parque Sahuatoba. Debo de destacar que algunos de los árboles ya están enfermos e incluso muertos y pienso que es factible poder hacer un ejercicio de reforestación y crear las condiciones para almacenar agua y utilizarla para el riego, en estos momentos gracias a la lluvia los parques están verdes y llenos de vida pero gran parte del año es más terracería que fauna. 
Creo firmemente que la comunidad debe de involucrarse más en el cuidado del medio ambiente y las universidades deben promover verdaderamente un aprendizaje integral en los estudiantes y tener docentes más capaces para que la materia de educación ambiental deje de verse como "de relleno", protocolaria. Deberíamos darle la seriedad que este tópico merece porque de nuestras acciones, de nuestras decisiones, dependerá la persistencia de la vida en nuestro planeta. 
Con esta reflexión quisiera exponer el vínculo que se puede tener con el arte y la educación ambiental.

  • Conciencia y Reflexión: A través de la expresión creativa, el arte puede despertar sensaciones profundas. Al abordar temas ambientales, como la sostenibilidad y la crisis medio ambiental, el arte puede fomentar la conciencia y la comprensión de los desafíos que enfrentamos.
  • Educación Ambiental: El arte puede ser un vehículo poderoso para la educación ambiental. Al utilizar materiales sostenibles y técnicas eco-amigables, los artistas pueden transmitir mensajes sobre la importancia de la naturaleza y la necesidad de cuidar nuestro entorno.
  • Reciclaje y Creatividad:  El uso de materiales reciclables en el arte contribuye a reducir la generación de residuos y promueve el consumo responsable. Al darte una segunda vida a los objetos desechados, los artistas pueden crear obras que resaltan la importancia de la sostenibilidad. 
En resumen, el arte no embellece nuestro mundo, sino que también puede ser un aliado valioso en la lucha por la preservación del medio ambiente.  Su capacidad para comunicar, educar y generar conciencia lo convierte en una herramienta esencial en esta causa. 

Adjunto algunas fotografías de flora y fauna de los Parques Guadiana y Sahuatoba, ¡Disfrutalas! 


























martes, 23 de julio de 2024

El Desarrollo del Liderazgo Docente: Competencia Trascendental en la Escuela del Siglo XXI

 



Constantino Carcaño Zamora

Universidad Juárez del Estado de Durango

 

 

La calidad educativa es uno de los objetivos fundamentales conforme a los acuerdos internacionales de la Agenda 2030 expresado en al ODS4 que propone crear estrategias colaborativas para formar de acuerdo con las expectativas de la Escuela del Siglo XXI a una de sus figuras más importantes: el docente.

La educación se encuentra en una transformación constante y pretende formar en el docente habilidades directivas que rompan con los paradigmas tradicionales de su labor y se centre en el desarrollo integral de los estudiantes para responder a las necesidades y demandas del Siglo XXI. Es por ello por lo que desde hace tiempo diversos estudios se han centrado en el liderazgo pedagógico que asume el docente al momento de dirigir a los grupos académicos a través de un estilo de liderazgo que puede o no favorecer la formación de los alumnos. Este tópico pretende que el docente asuma el rol transformador que se le encomienda y que sea consciente del estilo de liderazgo pedagógico que implementa en las aulas para que descubra por si mismo, cuales son las actitudes y conductas que asume y si estas son coherentes y congruentes con las expectativas del docente del Siglo XXI. Se ha evidenciado que el docente necesita de una profesionalización para poder desempeñar su liderazgo pedagógico de una manera eficiente y eficaz a través de los cuatro pilares de la educación descritas por Delors. Se considera que el desarrollo del liderazgo docente es fundamental para garantizar la calidad en el sector educativo.

 

Palabras Clave

Formación Docente; Liderazgo Pedagógico; Escuela del Siglo XXI


Introducción 

La calidad educativa es una de las premisas que se pretende lograr a través de la implementación de acuerdos internacionales como la Agenda 2030 que influye en la adecuación de las políticas educativas de los países con reformas educativas que buscan garantizar la calidad esperada.

Es evidente que el sector educativo está en constante movimiento y que debe adecuarse al Siglo XXI con la innovación y la mejora en la práctica pedagógica y es cuando la figura del docente sale a relucir pues debe romper con los paradigmas tradicionales educativos para cumplir con las expectativas de su labor coherente con las necesidades y demandas de la Escuela del Siglo XXI.

El docente del Siglo XXI debe transformarse en su labor vinculando su práctica educativa           con los cuatro pilares de la Educación y desarrollar una habilidad fundamental en su quehacer pedagógico: el liderazgo.

Para ello es esencial que el docente se visualice así mismo como un elemento importante en la evolución educativa asumiendo un rol completamente opuesto al tradicionalista y explorando la manera en que asume su liderazgo pedagógico al momento de liderar a sus estudiantes, aunque es fundamental que el docente reconozca cuál es su estilo de liderazgo que retoma en su práctica pedagógica, ya que el docente sabe hacer pero necesita ser formado para ejercer eficientemente su labor de acuerdo con las expectativas docentes del Siglo XXI.

La Agenda 2030 y su Relación con el ODS 4: Educación de Calidad 

Dentro de las perspectivas de la Escuela del Siglo XXI es la transformación de la educación para garantizar su calidad. Esto se ve reflejado en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible la cual es un convenio internacional a través de “un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad” (ONU, 2016) el cual incluye 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) los cuales son el resultado de un proceso investigativo por parte de las Naciones Unidas obtenidos con la participación de todos los Estados Miembros.

Específicamente el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4: Educación de Calidad es quizás uno de los más fundamentales de la Agenda 2030 debido a que ocupa el lugar central de los subsecuentes ODS cuya intención es “garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje a lo largo de la vida para todos” (ONU, 2016) siendo una de la Meta 4.c la que compete con la formación docente, la cual se expone textualmente “De aquí a 2030, aumentar considerablemente la oferta de docentes calificados” (ONU, 2016) ya que se considera que el docente es clave no solamente para la consecución de las demás metas del ODS 4 sino para lograr la educación de calidad y para ello es necesario reflexionar sobre la necesidad de su proceso de formación y transformación en su labor docente


El Docente del Siglo XXI 

Bauman (2003) enfatiza que la sociedad del conocimiento y la era digital han cambiado y están transformando al sector educativo desde finales del Siglo XX fundamentándose en el paradigma constructivista a través de una perspectiva sociocultural lo cual evidencia que los cambios educativos no solamente deben limitarse a innovaciones metodológicas o en la incorporación de recursos sino que también es necesaria una transformación coherente con el paradigma enfocado en el ser competentes a nivel procedimental, actitudinal y cognoscitivo, con el fin de adecuarse a las demandas de una sociedad que cambia constantemente.

Es por ello, que Johnson y Johnson (2018) argumentan que el reto de la educación para el      docente  del Siglo XXI es enfatizar el aprendizaje activo y participativo del sujeto, adquiriendo las herramientas competenciales necesarias para integrarse en una sociedad que demanda individuos creativos y autorrealizables. Ante ello, se debe propiciar un enfoque innovador que se apoye con el uso de las tecnologías de la información y la comunicación siendo lo más importante el propiciar un ambiente cooperativo de trabajo de toda la comunidad educativa, donde el alumnado sea el que construye su propio conocimiento, involucrándose de forma significativa, cognitiva y emocionalmente.

Rico y Ponce (2022) señalan que “en el marco de esta escuela deseada, los docentes resultan piezas fundamentales. Sin su acción, no existe el aprendizaje ni la innovación, ni tampoco es posible un cambio verdadero en educación. Por lo tanto, cualquier transformación perseguida en el sistema educativo requiere los profesores compartan las ideas en las que se basan, modifiquen sus prácticas y adapten los nuevos principios a las nuevas (o viejas realidades)”.

 Brady (2020) enfatiza la necesidad de que el docente desarrolle una actitud analítica, reflexiva y critica sobre su propio rol, con habilidades de búsqueda, selección y análisis de la información; capaces de trabajar en colaboración e interacción social, asumiendo responsabilidad y compromiso, tomando decisiones, así como desarrollando actitudes y habilidades comunicativas y de civismo desde una perspectiva democrática y de apertura sociocultural, de compromiso de justifica social como parte del ejercicio profesional y ciudadano (García-Montero, 2002; Palomares, 2009) cuya finalidad, según Ribosa (2020) es ayudar al alumno en su búsqueda personal de su madurez cognitiva y afectiva en esta dinámica social de aprendizaje.

Conforme a las reflexiones de Santiago y Fonseca (2016) el docente del Siglo XXI rompe      con el paradigma tradicionalista en el que solamente de desempeñaba como el transmisor de conocimiento y dominio de una disciplina a un profesor que debe ser capaz de crear entornos de aprendizaje activo y basado en problemas, además debe de propiciar contextos que potencien el interés, la capacidad autónoma, inventiva y creativa del alumno.

Es por ello por lo que el docente debe visualizar la perspectiva de su rol en el Siglo XXI y su transformación ya que debe saber ser guía, orientador, acompañante, mentor, tutor, gestor del aprendizaje, facilitador, dinamizador o asesor (Viñals y Cuenca, 2016) lo que demuestra que el quehacer docente del Siglo XXI es la de asumir roles en una misma labor profesional por lo cual sugiere Prensky (2011) que es importante que el docente converja con un proceso analítico, reflexivo y activo sobre su práctica pedagógica.


Los Cuatro Pilares de la Educación 

Jacques Delors en 1996 publicó “Los Cuatro Pilares de la Educación”, comúnmente conocido como El Informe Delors el cual, en palabras de su autor, su idea se fundamenta en que la educación debería de estructurarse en cuatro aprendizajes fundamentales para la vida a los que considera pilares del conocimiento: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser. Si bien estos cuatro pilares de la educación se enfocan en la figura del estudiante, hay algunos autores que ofrecen sus perspectivas en el quehacer docente, que como expone Delors (1996) “la enseñanza escolar se orienta esencialmente, por no decir que, de manera exclusiva, hacia el aprender a conocer y, en menor medida, el aprender a hacer”. Lo que demuestra la necesidad de centrarnos en la formación y la capacitación del docente ya que su solo conocimiento no basta para ejercer su labor con calidad, eficacia y eficiencia. Es decir, se debe hacer al docente competente.

Bunk (1994) distingue cuatro tipos de competencias que debe poseer el docente para ser competente en su labor: competencia técnica (los conocimientos, las destrezas y las aptitudes), metodológica (procedimientos), social (la sociabilidad) y participativa (la participación, las formas de organización) a lo que Echavarría (2002) relaciona el rol docente con su competencia de acción profesional que es la forma de llevar a cabo su acción pedagógica.

Lutfi et al (2001) retomando los postulados de Delors (1996) concreta que las competencias docentes deben basarse en las propias del saber a través de una dimensión cognitiva-reflexiva, siendo la parte más técnica de la adquisición de conocimientos para desarrollarse en el ámbito profesional (previamente obtenidos a través de una formación y/o capacitación); el saber hacer que influye en las dimensiones activas, creativas y metodológicas para el diseño, el implemento y la evaluación de acciones pedagógicas eficaces, el saber ser, que influye en la dimensión afectiva- personal y el saber estar, que es la relación con los demás centrándose en las habilidades sociales y comunicativas entre el docente y los alumnos.

Sin embargo, señalan los autores anteriores que dichos saberes “están condicionados por el contexto y la finalidad educativa que de este se desprende, con base en la concepción y reconceptualización que la experiencia profesional, personal y formativa va modificando; así como las motivaciones y expectativas puestas en el ejercicio docente, que configuran un universo simbólico movido por valores, creencias, capacidades, habilidades, etcétera”.

Para concluir, el Rol del Docente del Siglo XXI en su ejercicio pedagógico, según las perspectivas de Delgado y Viciana (1999) debe poseer una relación didáctica entre factores personales, que se producen en los ámbitos técnico, comunicativo, organizativo  y relacional- afectivo del proceso de enseñanza- aprendizaje según la manera de enseñar utilizada por el docente para su acción pedagógica influenciada por la forma en este considere bajo su perspectiva lo que es la educación y cuáles son las formas para lograrla. Lo cual influye directamente en el liderazgo que asume para consagrar sus propósitos.

 Concepto de Liderazgo 

El quehacer docente debe romper con los postulados tradicionales de su labor y buscar innovarla para adaptarse a las necesidades y tendencias actuales que exige el mundo globalizado. El rol del Docente del Siglo XXI no solo debe enfocarse en poseer los conocimientos y técnicas pedagógicas sino convertirse en un líder.

El liderazgo según French y Bell (1996) “es un proceso altamente interactivo y compartido que implica el establecimiento de una dirección, visión y estrategias para llegar a una meta alineando a su vez a las personas y motivándolas”, por su parte, Robbins (2013) lo define como “la habilidad para influir en un grupo y dirigirlo hacia el logro de un objetivo o un conjunto de metas.” En el caso del docente, su liderazgo es formal, es decir, este se les asignado por una jerarquía administrativa en una organización que en su caso sería una institución escolar.

¿Por qué enfocarse en el liderazgo docente? Según Robbins (2013) señala que “se         necesitan lideres que desafíen el estatus quo, que elaboren visiones del futuro y que inspiren a los miembros de las organizaciones para que deseen lograr esas visiones” a través de “un liderazgo firme y una administración sólida para alcanzar una eficacia óptima”.

Dentro de las nuevas perspectivas de la figura docente influenciada por las corrientes pedagógicas de la Escuela Nueva, el docente debe modificar su rol tradicionalista caracterizado por ser autoritario y ser el mediador entre el alumno y el objeto del conocimiento, debe aprender a ser un guía (la esencia del liderazgo) y que tenga la capacidad de generar las condiciones de trabajo y de enseñanza- aprendizaje que permitan al alumno desarrollar sus aptitudes.

En las recientes reformas educativas, el alumno deja de ser pasivo y perceptivo a ser activo y protagonista de la construcción de su conocimiento y es por ello por lo que se debe cimentar en los docentes habilidades directivas vinculadas con su trabajo pedagógico.


Los Estilos de Liderazgo

Antes de fundamentar el liderazgo en el docente es importante que esté conozca cuál es el estilo de liderazgo que asume al momento de llevar su acción pedagógica en los grupos académicos que dirige. El estilo de liderazgo, según Ayaub (2011) se desarrolla a través de sus acciones y conductas que son influenciados por los antecedentes, sus conocimientos y experiencias particulares (Stoner, 1996).

Chiavenato (1999) nos ofrece una definición sobre los estilos de liderazgo, los cuales considera que son “la influencia interpersonal ejercida en una situación, dirigida a través del proceso de comunicación humana a la consecución de uno o diversos objetivos específicos” por su parte, Rodríguez (2007) y Kahai y Sosik (1997) consideran que el estilo de liderazgo afecta el proceso de trabajo en grupo y el clima social de la organización, tanto como la creatividad y la productividad individual.

Conforme a los resultados de investigación del liderazgo docente a nivel universitario de González y González (2012) detectó a cuatro estilos predominantes en los docentes: el Laissez Faire, autocrático, transaccional y transformacional. Sin embargo ¿cuál estilo de liderazgo es afín a las expectativas del Docente del Siglo XXI? Que pueda asegurar la calidad educativa, la       innovación y la transformación educativa en nuestro país.


Impacto del Liderazgo Docente en la Educación

De acuerdo con York-Barr y Duke (citado en Harris y Mujis, 2003) “los efectos positivos del liderazgo docente se muestran en primera instancia en el desarrollo profesional de los mismos profesores. Las prácticas y actitudes de liderazgo impulsan de manera significativa su desarrollo al expandir su noción de aprendizaje, enseñanza y escuela y al concientizarlos sobre el        hecho de que el ejercer el liderazgo y el aprender están intrínsicamente ligados”.

Así mismo, Harris y Mujis (2003) exponen que cimentar el liderazgo en el docente tiene efectos positivos tanto en los estudiantes como en el mismo profesor ya que favorece el autoestima, incrementa la satisfacción e influye en la motivación y en cuanto a la acción docente, un liderazgo bien fundamentado garantiza mejor rendimiento en el docente y a su vez, destaca Uribe (2005) que el impacto que produce el ejercicio del liderazgo docente trasciende en la eficacia escolar, es decir, mejora el proceso de enseñanza-aprendizaje de los estudiantes lo que se traduce en la obtención de mejores resultados.

Por último, Delgado (2000) afirma que el liderazgo docente debe enfocarse en la autorrealización de sus alumnos, así como incentivarlos y promoviendo la formación de ambientes de aprendizaje que propicien el cambio en la educación. 

 

El Desarrollo Profesional Docente: Clave en la fundamentación del Liderazgo Pedagógico
 

Si bien el liderazgo es una actitud y aptitud que posee el docente, no siempre es una habilidad consciente ni técnica por lo cual al profesorado se le debe inducir. La docencia se transforma constantemente y debe responder a las necesidades y las demandas del contexto histórico, económico y social en el que se vive a través de un mundo globalizado mucho más exigente y cambiante. Al docente en su formación académica y/o capacitación se le enseña a ser docente más no a cómo hacer, a cómo ejercer docencia a través de un liderazgo pedagógico.

Es por ello por lo que, a través del Desarrollo Profesional, que en palabras de Helterbran (2010) “es la base para la mejora de la práctica educativa y es esencial para el crecimiento, la experiencia y el desarrollo de las habilidades del profesorado” se debe cimentar el liderazgo pedagógico para garantizar la calidad educativa.

Si realmente se desea ser congruente entre la teoría y la práctica propuesta en las reformas educativas, se debe mostrar coherencia en la formación docente específicamente en su rol transformador el cual incluye habilidades directivas para alinearse a las expectativas docentes establecidas en la Escuela del Siglo XXI.

Conclusiones 

Señala Contreras (2016) que para renovar las practicas educativas tradicionales y contribuir en el progreso estipulado en la Escuela del Siglo XXI, es fundamental que el docente sea consciente de su influencia y que es el autor principal en el cambio educativo por lo cual resulta imprescindible establecer un liderazgo docente en la práctica pedagógica.

Sin embargo, es muy trascendental que se tomen decisiones en las políticas educativas, a nivel directivo y en el mismo docente para que este sea debidamente capacitado, formado y empoderado en el tópico del liderazgo en su quehacer docente a través de diversas estrategias que involucren los postulados de Delors y se vinculen con su formación profesional y capacitación.

Es importante que el docente sea consciente del estilo de liderazgo que ejerce en su labor en los grupos académicos que dirige para que pueda inspirar y lograr un cambio genuino en el sector educativo, sobre todo a nivel media superior, así mismo, el docente debe visualizarse como un autor clave en la transformación educativa a través de la formación de habilidades directivas pedagógicas, el docente pueda cumplir con las expectativas que se tienen en su rol dentro de la Escuela del Siglo XXI. Para generar un cambio genuino en la educación es necesario innovar la docencia.

 

Referencias 

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Capítulo de Libro publicado en 2023 por la Red Durango de Investigadores Educativos A. C
El texto expuesto a continuación es de autoría propia y se expone con fines de divulgación científica de manera particular, reconociendo la aportación de la Red Durango de Investigadores Educativos A. C para su publicación y su distribución. 
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