Introducción
En la sociedad actual, marcada por un exceso de información, la capacidad de pensar de manera crítica y creativa se ha convertido en una habilidad imprescindible. No basta con ser inteligente ni con tener acceso a datos; lo esencial es saber procesarlos, interpretarlos y transformarlos en soluciones útiles para la vida diaria. En este contexto, el psicólogo maltés Edward de Bono, creador del concepto de pensamiento lateral, nos invita en su libro Aprende a pensar por ti mismo a redescubrir la importancia de aprender a pensar conscientemente, con métodos prácticos que promueven la creatividad, la innovación y la autonomía intelectual.
El pensamiento, afirma De Bono (2002), es una destreza que, como montar bicicleta o aprender un idioma, puede enseñarse, practicarse y perfeccionarse. De ahí la relevancia de considerar el acto de pensar no solo como una capacidad natural, sino como una disciplina que puede transformarnos individual y colectivamente.
El pensamiento como habilidad entrenable
Una de las ideas centrales de De Bono es que el pensamiento no debe asumirse como un simple reflejo de la inteligencia. Mientras que la inteligencia podría compararse con la potencia de un automóvil, el pensamiento sería la destreza del conductor (De Bono, 2002). Muchas personas con gran capacidad intelectual carecen de buenas habilidades de pensamiento y quedan atrapadas en lo que el autor denomina la trampa de la inteligencia: usar el ingenio solo para defender posturas rígidas en lugar de explorar nuevas posibilidades.
Por ello, De Bono plantea que pensar es un arte práctico que puede entrenarse mediante ejercicios y marcos conceptuales que faciliten la exploración de alternativas. Este enfoque rompe con la tradición occidental que, desde Sócrates, Platón y Aristóteles, ha privilegiado la lógica, el análisis y la crítica, dejando de lado la percepción y la creatividad.
Las cinco etapas del pensamiento
Para organizar el proceso de pensar, De Bono propone un esquema compuesto por cinco etapas que estructuran la manera en que abordamos problemas o proyectos (De Bono, 2002):
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TO (Objetivo): Define la meta o el propósito del pensamiento. ¿Qué queremos lograr?
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LO (Información): Reúne los datos, percepciones y conocimientos disponibles. ¿Qué sabemos y qué necesitamos saber?
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PO (Posibilidades): Explora alternativas creativas y novedosas. ¿Qué opciones existen?
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SO (Selección): Evalúa y elige la mejor opción entre las posibilidades planteadas.
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GO (Acción): Diseña el plan de ejecución y lleva las ideas a la práctica.
Este modelo no pretende ser rígido, sino un mapa flexible que permite avanzar de la definición de un propósito hasta la acción concreta. Por ejemplo, un estudiante que enfrenta el reto de elegir carrera universitaria puede:
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Definir su meta (TO): elegir una carrera alineada a sus intereses.
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Recopilar información (LO): investigar programas académicos, campo laboral y testimonios.
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Generar posibilidades (PO): valorar varias opciones de estudio.
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Seleccionar (SO): elegir la opción que equilibre vocación y oportunidades.
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Pasar a la acción (GO): inscribirse y comenzar su formación.
Pensamiento lateral: abrir caminos alternativos
Una de las contribuciones más reconocidas de De Bono es el concepto de pensamiento lateral, entendido como la capacidad de romper patrones de pensamiento convencionales y generar soluciones inesperadas. Mientras que el pensamiento vertical (lógico) avanza paso a paso dentro de un marco establecido, el pensamiento lateral busca conexiones no evidentes, analogías y provocaciones que estimulen nuevas ideas (De Bono, 1994).
Un ejemplo clásico es la historia de un comerciante acusado injustamente de una deuda. El juez le propone que saque una piedra blanca o negra de una bolsa para decidir su destino, pero el comerciante se da cuenta de que ambas piedras son negras. En lugar de aceptar el engaño, extrae una piedra y, fingiendo haberla dejado caer, sugiere revisar la que quedó en la bolsa: al ser negra, la suya debía ser blanca. Este tipo de pensamiento ilustra cómo encontrar soluciones creativas fuera de lo esperado puede salvarnos de situaciones aparentemente imposibles.
En la vida diaria, el pensamiento lateral puede aplicarse al resolver problemas laborales, diseñar proyectos, mejorar la convivencia familiar o incluso encontrar nuevas maneras de enseñar y aprender.
Los seis sombreros para pensar
Además del pensamiento lateral, De Bono propone la técnica de los Seis Sombreros para Pensar, un marco que facilita el análisis de problemas desde distintos enfoques, evitando discusiones estériles. Cada sombrero representa un modo de pensamiento:
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Blanco: Datos, hechos e información objetiva.
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Rojo: Emociones, intuiciones y sentimientos.
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Negro: Riesgos, precauciones y críticas.
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Amarillo: Beneficios, valores positivos y optimismo.
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Verde: Creatividad, ideas nuevas y alternativas.
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Azul: Control y organización del proceso de pensamiento.
Al aplicar esta técnica, los participantes se concentran en un solo enfoque a la vez, lo que promueve la colaboración y la eficiencia. Por ejemplo, en una empresa que analiza el lanzamiento de un nuevo producto, los miembros del equipo pueden alternar entre el sombrero negro (detectando riesgos), el amarillo (evaluando beneficios) y el verde (generando alternativas creativas).
Relevancia en la educación y la vida cotidiana
El valor de Aprende a pensar por ti mismo trasciende el ámbito académico. En la educación, promueve una enseñanza centrada en la formación de ciudadanos críticos y creativos, capaces de enfrentar problemas sociales y personales. En el ámbito laboral, ayuda a los equipos a innovar y tomar decisiones estratégicas. En la vida personal, favorece la autonomía y la resiliencia frente a situaciones adversas.
Por ejemplo, un docente que aplica estas herramientas en clase puede fomentar debates más productivos, ayudando a los estudiantes a analizar un tema desde perspectivas diversas en lugar de limitarse a memorizar información. Asimismo, un emprendedor puede usar el pensamiento lateral para diseñar un modelo de negocio innovador que le permita destacar en un mercado competitivo.
Conclusiones
Edward de Bono nos recuerda que pensar no es un acto automático ni un privilegio exclusivo de los más inteligentes, sino una destreza que puede cultivarse deliberadamente. Su propuesta combina simplicidad y profundidad: desde las cinco etapas del pensamiento hasta los seis sombreros, sus herramientas buscan que cualquier persona, sin importar su edad o profesión, pueda mejorar su capacidad de resolver problemas, tomar decisiones y generar innovación.
En tiempos de cambios constantes, aprender a pensar por nosotros mismos no solo es una habilidad deseable, sino una condición necesaria para vivir con mayor libertad, creatividad y responsabilidad.
📚 Referencias

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