Introducción: leer el mundo para escribir ciencia
Escribir un artículo científico no es solo un requisito académico; es parte esencial del proceso mediante el cual se construye, comparte y valida el conocimiento. Como plantea Paulo Freire, “aprender a leer y escribir es aprender a leer el mundo”, entendiendo el lenguaje no como un mecanismo rígido, sino como una relación dinámica entre pensamiento, interpretación y realidad
Este principio sirve como punto de partida para reflexionar sobre el complejo proceso de escritura científica presentado por Eliseo Lara Órdenes (2024) en su obra ¿Cómo escribir tu primer artículo científico? Manual de aprendizaje.
Escribir ciencia implica ingresar a un sistema cultural, técnico y comunicativo propio del mundo académico. No basta con dominar el contenido; es necesario comprender el “cómo se dice” dentro de una comunidad disciplinar. El manual analiza esta dimensión y ofrece herramientas prácticas para quienes se enfrentan por primera vez a la tarea de formular un Artículo de Investigación Científica (AIC).
1. La escritura científica como una competencia que se construye
Una de las contribuciones más relevantes del manual es la afirmación de que la escritura científica no se aprende de manera espontánea. Para Lara, leer artículos, revisar investigaciones previas y familiarizarse con los géneros académicos es una experiencia acumulativa que se consolida a lo largo de la formación profesional
Escribir un AIC supone:
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Dominar un lenguaje especializado.
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Identificar las convenciones de la comunidad disciplinar.
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Comprender cómo se estructura el conocimiento en un campo de estudio.
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Saber argumentar con base en evidencia.
El autor señala que esta competencia no se adquiere únicamente en los cursos universitarios. Se trata de un ejercicio continuo que refleja la inserción del estudiante en la cultura académica.
2. Los artículos científicos como herramienta central de divulgación del conocimiento
El texto subraya que el artículo científico es una pieza clave dentro del sistema de producción del conocimiento. A diferencia de tesis, informes o ponencias, los AIC:
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Son breves (entre 15 y 20 páginas).
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Se someten a evaluación por pares.
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Difunden resultados novedosos, relevantes y verificables.
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Validan la identidad del investigador dentro de una disciplina.
Esta brevedad exige un nivel de síntesis y claridad que puede resultar desafiante, pero que permite comunicar hallazgos rápidamente y en un formato estandarizado aceptado internacionalmente
El autor también recuerda que existen diferentes tipos de artículos aceptados por revistas científicas —traducciones, ensayos, reseñas, estudios teóricos—, pero el artículo de investigación es el núcleo de la producción científica porque condensa resultados sustantivos de un estudio empírico o teórico.
Ejemplo práctico:
Un estudiante de pedagogía que busca publicar sobre lectura académica no solo debe comprender el fenómeno, sino también conocer cómo otros investigadores han escrito sobre él: cómo estructuran sus resultados, cómo citan, qué términos utilizan y qué metodología describen. La escritura científica, por tanto, es también un proceso de imitación consciente de modelos validados.
3. La estructura IMRyD: el lenguaje universal de la ciencia
Una de las aportaciones más significativas del manual es la explicación detallada de la estructura IMRyD (Introducción, Metodología, Resultados y Discusión), reconocida internacionalmente como el modelo estándar de presentación científica. Su origen se remonta a 1972, cuando fue formalizada por la American National Standards Institute, consolidándose como el formato preferido por la mayoría de revistas científicas
¿Por qué IMRyD es tan importante?
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Permite orden lógico en la comunicación del conocimiento.
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Facilita la lectura rápida por especialistas.
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Establece un lenguaje común entre disciplinas.
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Garantiza transparencia metodológica, indispensable para replicar estudios.
El manual muestra incluso esquemas visuales que explican cómo esta estructura se articula con los elementos preliminares (título, resumen, palabras clave) y con secciones complementarias como la bibliografía, figuras y anexos.
4. La presentación del AIC: el punto de partida estratégico
Lara recomienda comenzar la escritura del artículo no por la introducción, sino por los elementos preliminares:
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Título
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Resumen o abstract
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Palabras clave
Lejos de ser un mero formalismo, esta sección cumple tres funciones esenciales:
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Guía conceptual: delimita el contenido del artículo y evita desviaciones temáticas.
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Coherencia estructural: asegura que el texto tenga lógica interna entre términos teóricos y procedimientos metodológicos.
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Ruta epistémica: orienta el pensamiento científico y las relaciones conceptuales que estructuran el documento
Cmoescribirtuprimerartculocient…
.
Errores frecuentes en los títulos científicos
Lara recupera una tabla elaborada por Cisneros y Olave (2012) donde se exponen errores comunes como:
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Títulos demasiado extensos.
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Ambigüedad conceptual.
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Uso de fórmulas químicas innecesarias.
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Incoherencia entre título y contenido.
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Laconismo excesivo o falta de claridad.
Por ejemplo:
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Incorrecto: “Lectura y escritura”.
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Correcto: “Desafíos de la lectura y la escritura en el nivel universitario”
Este tipo de ajustes muestra cómo una pequeña modificación puede mejorar significativamente la visibilidad, precisión y calidad del artículo.
5. Desarrollar el cuerpo del artículo: una construcción progresiva
a) La introducción
Debe presentar:
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El problema investigado.
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La justificación.
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Los antecedentes.
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Los objetivos.
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El enfoque teórico.
La introducción funciona como un mapa conceptual que orienta al lector hacia el propósito del estudio. Según el manual, esta parte es crítica porque evidencia el dominio del tema por parte del autor.
b) La metodología
El manual presenta ejemplos reales que muestran cómo esta sección cambia según el tipo de investigación. La metodología debe especificar con precisión:
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Tipo de estudio.
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Participantes o corpus.
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Instrumentos.
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Procedimientos.
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Técnicas de análisis.
Se trata de la garantía científica que permite evaluar la validez del estudio y replicarlo en otros contextos. Lara insiste en la coherencia entre objetivos, datos y procedimientos metodológicos
c) Los resultados
Se presentan de manera clara, precisa y preferentemente acompañados de tablas o figuras. El manual enfatiza que los resultados no deben repetir la información visual, sino interpretarla de manera complementaria.
Entre las recomendaciones más significativas se encuentran:
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Presentar los datos relevantes y no toda la información obtenida.
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Mantener consistencia con los objetivos de investigación.
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Elaborar cuadros comparativos para estudios de contraste.
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Asegurar que los datos de tablas coincidan con los descritos en el texto.
d) La discusión
Según Lara, esta es una de las partes más difíciles del AIC, pues exige:
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Comparar los resultados con investigaciones previas.
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Interpretar las diferencias y similitudes.
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Conectar los hallazgos con teorías existentes.
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Proponer nuevas líneas de trabajo.
Esta sección demuestra la capacidad crítica y analítica del autor, situando su estudio dentro de un diálogo científico más amplio.
6. El uso de tablas, figuras y recursos visuales
Los recursos gráficos desempeñan un papel fundamental en la comunicación científica. El manual incluye recomendaciones clave, como:
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Utilizar títulos claros y etiquetas precisas.
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Asegurar alta resolución en imágenes y gráficos.
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Mantener un estilo visual consistente.
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No sobrecargar figuras con información excesiva.
Estos elementos no solo sintetizan resultados, sino que permiten identificar patrones, tendencias y relaciones entre variables de forma rápida y accesible
7. Ética y responsabilidad en la publicación científica
El texto advierte sobre el aumento de casos de fraude académico —desde falsificación de datos hasta manipulación de imágenes—, lo que exige un compromiso riguroso con la ética de la investigación. Aunque estos casos representan menos del 1% del total, su impacto en la credibilidad científica es significativo.
Por ello, la transparencia metodológica, la honestidad intelectual y el respeto por las normas editoriales son principios irrenunciables en la producción de un AIC.
Conclusión: escribir para pertenecer a la comunidad científica
Para Lara, la escritura científica es un camino que permite a los investigadores integrarse a una comunidad discursiva, comprender sus códigos, participar en debates y aportar a la construcción del conocimiento. El artículo científico no es solo un producto final; es un instrumento que forma la identidad del investigador y le permite posicionarse en su disciplina.
Este manual constituye una guía accesible, profunda y útil para estudiantes y académicos que desean comprender cómo se estructura, argumenta y comunica un artículo científico con rigurosidad y claridad. En síntesis, escribir ciencia es participar activamente en la conversación global del conocimiento, adoptando prácticas responsables, éticas y metodológicamente sólidas.
📚 Referencia
Lara Órdenes, E. (2024). ¿Cómo escribir tu primer artículo científico? Manual de aprendizaje. Ediciones A89

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