jueves, 26 de junio de 2025

Más Allá del Talento: Las 13 Decisiones que Definen tu Éxito según John C. Maxwell







¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas llenas de talento se quedan estancadas en la mediocridad, mientras que otras, con habilidades similares, alcanzan la grandeza? El reconocido experto en liderazgo, John C. Maxwell, plantea una pregunta clave: «Si el talento fuera suficiente, entonces ¿por qué conocemos personas talentosas que no son muy exitosas?». La sociedad está llena de individuos que prometían mucho pero nunca llegaron a cumplir su máximo potencial, mientras que otros, como Churchill, Bono u Oprah, lograron ir más allá y, en el proceso, mejoraron el mundo que les rodeaba (Maxwell, 2007).

En su libro "El Talento Nunca Es Suficiente", Maxwell desmitifica la idea de que el talento es el único ingrediente para el éxito. Sostiene que el talento natural es solo el punto de partida; una ventaja inicial que, si no se cultiva, se pierde rápidamente. La verdadera diferencia entre el éxito y el fracaso no radica en las habilidades que heredamos, sino en las decisiones que tomamos para potenciar ese talento (Maxwell, 2007).

Estas elecciones transforman a una persona talentosa en una "persona extra talentosa", aquella que maximiza su potencial y cumple su destino. La fórmula es simple pero poderosa: Talento + Decisiones Correctas = Una Persona Extra Talentosa.

A continuación, exploramos en detalle las 13 decisiones cruciales que, según Maxwell, te llevarán más allá de tu talento.

Las 13 Claves para Multiplicar tu Talento

Maxwell identifica trece atributos o decisiones fundamentales que cualquier persona puede tomar para ampliar su talento y alcanzar el éxito:

  1. Creer eleva tu talento. La fe en uno mismo es el primer y más grande obstáculo que enfrentamos. Muchas personas están limitadas no por su capacidad, sino por su propia percepción de esta. Maxwell argumenta que si no crees que puedes, nunca lo harás. Esta falta de fe actúa como un "techo" que limita el crecimiento y la aplicación del talento (Maxwell, 2007). Creer en tu potencial no es solo optimismo; es el cimiento sobre el cual se construyen todas las demás decisiones y acciones. Sin esta base, incluso el talento más brillante puede permanecer inactivo o infrautilizado. La creencia genuina eleva tu talento al permitirte ver oportunidades y actuar con convicción.

  2. La pasión estimula tu talento. La pasión es el motor que impulsa la acción y proporciona la energía necesaria para superar los desafíos. Maxwell compara el talento sin pasión con un coche sin combustible: por muy bien diseñado que esté, no irá a ninguna parte (Maxwell, 2007). La pasión convierte el "tengo que" en "quiero hacerlo", transformando el trabajo en un placer y una vocación. Las personas apasionadas encuentran formas de mejorar y persisten a pesar de los contratiempos, porque su amor por lo que hacen es una fuente inagotable de motivación. Es esta energía la que permite que el talento no solo se manifieste, sino que se desarrolle exponencialmente.

  3. La iniciativa activa tu talento. El talento por sí solo es una promesa; la iniciativa es lo que lo convierte en realidad. Maxwell subraya que "la iniciativa activa el talento" porque el talento sin acción es inútil (Maxwell, 2007). Muchas personas esperan el momento perfecto o la invitación para actuar, pero los líderes y los triunfadores toman la iniciativa, creando sus propias oportunidades. Actuar con iniciativa implica salir de la zona de confort, asumir riesgos calculados y empezar a moverse sin necesidad de un empujón externo. Es el primer paso crucial para transformar el potencial en progreso tangible.

  4. El enfoque dirige su talento. El talento sin enfoque es disperso e ineficaz. Maxwell describe el talento sin dirección como "un pulpo en patines": mucho movimiento, pero sin un propósito claro (Maxwell, 2007). El enfoque permite canalizar tu energía y habilidades hacia un objetivo específico, eliminando distracciones y maximizando la eficiencia. Al concentrarte en tus fortalezas y en lo que realmente importa, puedes lograr un impacto mucho mayor. El enfoque no solo aumenta tu productividad, sino que también te permite profundizar en tu área de experticia, convirtiéndote en un maestro en lugar de un generalista.

  5. La preparación posiciona su talento. La suerte, a menudo, es el resultado de una preparación meticulosa que se encuentra con la oportunidad. Maxwell enfatiza que la preparación "posiciona su talento" (Maxwell, 2007). Esto significa que el trabajo duro y la planificación anticipada son esenciales para estar listo cuando se presenta una ventana de oportunidad. La preparación no es glamour, es disciplina; son esas incontables horas dedicadas a afinar habilidades, adquirir conocimientos y anticipar escenarios. Aquellos que se preparan diligentemente están en la mejor posición para capitalizar sus talentos cuando el momento es propicio.

  6. La práctica afina tu talento. La excelencia no es un acto, sino un hábito. La práctica constante es indispensable para la mejora continua y el dominio de cualquier habilidad. Maxwell ilustra que "juegas al nivel en que practicas", lo que significa que la calidad de tu desempeño está directamente ligada a la intensidad y consistencia de tu práctica (Maxwell, 2007). Incluso los individuos más talentosos, como los grandes músicos o atletas, dedican miles de horas a la práctica deliberada. La práctica no solo pule el talento existente, sino que también revela nuevas capacidades y desarrolla la maestría.

  7. La perseverancia sostiene su talento. El camino hacia el éxito rara vez es una línea recta; está lleno de obstáculos, fracasos y contratiempos. La perseverancia es la capacidad de "sostener su talento" a través de las dificultades, de seguir adelante incluso cuando las cosas se ponen difíciles (Maxwell, 2007). Muchas personas talentosas se rinden justo antes de alcanzar su objetivo, sin darse cuenta de lo cerca que estaban del éxito. La perseverancia es la tenacidad y la resiliencia necesarias para aprender de los errores, adaptarse y mantenerse firme en la búsqueda de tus metas, sin permitir que las caídas detengan tu avance.

  8. El valor prueba tu talento. El valor no es la ausencia de miedo, sino la decisión de actuar a pesar de él. Maxwell explica que "el valor prueba tu talento" al enfrentarte a situaciones que te desafían y te obligan a crecer (Maxwell, 2007). Ya sea hablar en público, asumir un nuevo proyecto arriesgado o defender una idea impopular, el valor es esencial para sacar tu talento a la luz y permitirle operar a su máxima capacidad. Es a través de actos de valentía que descubres tus verdaderos límites y expandes tu zona de confort, lo que a su vez amplía el alcance de tu talento.

  9. La disposición de aprender amplía tu talento. El ego y el orgullo son los mayores enemigos del crecimiento. Maxwell afirma que la "disposición de aprender amplía tu talento" porque solo aquellos que están abiertos a nuevas ideas, críticas constructivas y el conocimiento de los demás pueden seguir evolucionando (Maxwell, 2007). Las personas enseñables buscan retroalimentación, admiten sus errores y ven cada experiencia como una oportunidad para mejorar. Mantener una mentalidad de aprendiz te permite absorber nuevas habilidades, adaptarte a entornos cambiantes y asegurar que tu talento siga siendo relevante y competitivo.

  10. El carácter protege tu talento. El talento puede abrir muchas puertas y llevarte a la cima, pero es el carácter lo que te mantiene allí. Maxwell advierte que "una persona no puede elevarse por encima de las limitaciones de su carácter" (Maxwell, 2007). La integridad, la humildad, la honestidad y la disciplina son fundamentales para construir una base sólida. Un carácter débil puede llevar a decisiones impulsivas, la pérdida de confianza y, en última instancia, al desperdicio del talento. Un carácter fuerte no solo protege tu reputación, sino que también te guía para tomar decisiones éticas que benefician tu éxito a largo plazo.

  11. Las relaciones influyen en tu talento. Nadie logra la grandeza en solitario. Maxwell enfatiza que "nada influirá más en tu talento que las relaciones importantes de tu vida" (Maxwell, 2007). Las personas con las que te rodeas, tus mentores, colegas, amigos y familiares, pueden elevarte o limitarte. Cultivar relaciones positivas, basadas en el respeto mutuo y el apoyo, te proporciona una red de conocimiento, oportunidades y aliento. Las buenas relaciones amplifican tu talento al ofrecer nuevas perspectivas, colaboración y la posibilidad de aprender de las experiencias de otros.

  12. La responsabilidad fortalece tu talento. Asumir la responsabilidad personal es un catalizador poderoso para el crecimiento y el desarrollo del talento. Maxwell señala que "no hay nada que le dé más 'músculo' al talento que la responsabilidad" (Maxwell, 2007). Cuando te haces responsable de tus acciones, tus resultados y tu propio desarrollo, dejas de ser una víctima de las circunstancias y te conviertes en el arquitecto de tu destino. Esta actitud proactiva te impulsa a buscar soluciones, a aprender de tus errores y a mejorar continuamente, lo que a su vez fortalece y expande la aplicación de tu talento.

  13. El trabajo en equipo multiplica tu talento. Si bien el talento individual es valioso, su verdadero poder se libera cuando se integra en un equipo. Maxwell proclama que "si quieres lograr algo realmente grande, debes hacerlo como parte de un equipo" (Maxwell, 2007). El trabajo en equipo permite combinar diferentes talentos y perspectivas, dividiendo el esfuerzo y multiplicando el impacto. La sinergia que se crea en un equipo efectivo permite alcanzar metas que serían imposibles de lograr individualmente. La humildad para reconocer que "uno es demasiado pequeño para pretender hacer grandes cosas" es clave para liberar el potencial colectivo.

Conclusión

El talento es un don maravilloso, pero es solo el comienzo. El éxito duradero y significativo se construye sobre la base de las decisiones diarias que tomamos. Al elegir cultivar la creencia, la pasión, la iniciativa, el enfoque, la preparación, la práctica, la perseverancia, el valor, la disposición de aprender, el carácter, las relaciones, la responsabilidad y el trabajo en equipo, no solo protegemos y afinamos nuestro talento, sino que lo multiplicamos, convirtiéndonos en esas personas "extra talentosas" que marcan una diferencia en el mundo. La pregunta final no es cuánto talento tienes, sino qué decisiones tomarás hoy para llevarlo al siguiente nivel y alcanzar la grandeza que te espera.

Referencias 

Maxwell, J. C. (2007). El talento nunca es suficiente. Grupo Nelson.


miércoles, 25 de junio de 2025

Los 11 poderes del líder según Jorge Valdano: liderazgo con ética, pasión y humanidad

 



Introducción: el fútbol como metáfora de liderazgo

El fútbol, además de ser un espectáculo deportivo global, ha demostrado ser un espejo de la sociedad y una escuela de vida. Para Jorge Valdano, exfutbolista, campeón del mundo en 1986, entrenador, directivo del Real Madrid y filósofo del deporte, el fútbol ofrece enseñanzas poderosas para comprender la complejidad del liderazgo. Su obra Los 11 poderes del líder (Valdano, 2013) es una reflexión profunda sobre los valores que necesita un líder en tiempos de incertidumbre, velocidad y crisis de sentido.

Valdano plantea que el liderazgo eficaz no se construye a partir del autoritarismo ni del control técnico, sino desde la humanidad, la autenticidad y la capacidad de inspirar a otros. A través de su experiencia en vestuarios, oficinas, medios y campos de juego, propone once "poderes" que un buen líder debe cultivar y ejercer con ética, humildad y convicción.

1. El poder de la credibilidad

La base del liderazgo es la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. La credibilidad no se compra ni se impone: se gana con el tiempo y puede perderse en segundos. Según Valdano, “la credibilidad es la consecuencia y la recompensa de una trayectoria impecable desde una perspectiva ética” (2013, p. 24). El líder creíble no solo sabe, también actúa con justicia, reconoce errores y respeta a las personas. No lidera con miedo ni manipula con resultados: inspira con integridad.

2. El poder de la esperanza

Un líder debe saber generar ilusión, ofrecer un propósito y contagiar energía hacia el futuro. Valdano cita el poema “Ítaca” para explicar que no se trata solo de llegar a la meta, sino de darle sentido al viaje (2013, p. 45). En contextos adversos, como lo hizo Marcello Lippi con la selección italiana en 2006, transformar la crisis en oportunidad puede encender la motivación colectiva. La esperanza moviliza el esfuerzo hacia un propósito común.

3. El poder de la pasión

La pasión es el combustible emocional que activa el compromiso y la entrega. Un equipo sin pasión es solo un grupo de personas cumpliendo tareas. Valdano explica que la pasión es contagiosa: “sin pasión no hay energía; sin energía no hay rendimiento” (2013, p. 65). El líder apasionado no actúa desde la frialdad del cálculo, sino desde el deseo genuino de mejorar, aprender y trascender. Motiva porque cree.

4. El poder del estilo

El estilo es la manera única en que un líder se expresa, toma decisiones y se relaciona. No hay fórmulas únicas para liderar, pero sí hay algo indispensable: autenticidad. Valdano lo afirma con claridad: “la autenticidad es el único común denominador entre líderes exitosos muy distintos entre sí” (2013, p. 20). El estilo no es apariencia ni marketing, es identidad. Liderar con estilo es liderar con personalidad.

5. El poder de la palabra

Las palabras pueden destruir o construir. En un mundo hipercomunicado, el líder debe ser consciente del poder de su discurso. Según Valdano, “un equipo es un estado de ánimo”, y ese ánimo se influye con palabras que inspiran, corrigen, reconocen o proponen (2013, p. 15). Como César Luis Menotti, que transformó el miedo en orgullo, el líder que domina la palabra puede dar sentido, dirección y confianza a su equipo.

6. El poder de la curiosidad

Liderar también es aprender. El líder curioso se reinventa, pregunta, se adapta. En un entorno de cambio acelerado, la curiosidad es una ventaja competitiva. Valdano explica que “el conocimiento aplicado a cualquier empresa humana se mueve a escala planetaria”, por eso hay que mantener “la mente abierta” (2013, p. 14). Un líder que no se actualiza queda obsoleto; uno que explora nuevas posibilidades mantiene al equipo vivo.

7. El poder de la humildad

La humildad no es debilidad, es fortaleza emocional. Es saber escuchar, aceptar errores y poner al grupo por encima del ego. Valdano afirma que “cuando todo debe sostenerse en las normas y la disciplina, es porque ese equipo merece un dictador” (2013, p. 19). El líder humilde no se impone, se gana el respeto. Y lidera mejor porque conoce sus límites y reconoce el talento ajeno.

8. El poder del talento

El líder eficaz no acapara el protagonismo, sino que lo reparte. Detecta, desarrolla y activa el talento de los demás. Para Valdano, el talento no es solo técnico: también es emocional, ético y relacional. Saber colocarlo al servicio del equipo es clave. “El talento tiene un valor si está al servicio de un plan colectivo” (2013, p. 133). El líder no brilla solo: hace brillar.

9. El poder del vestuario

Toda organización tiene un "vestuario": un espacio íntimo donde se construye confianza o se alimenta la desconfianza. El clima emocional de ese espacio impacta directamente en el rendimiento. Valdano señala que “hasta el 30% de los resultados de un equipo se explican por el clima de compromiso” y que “el estilo del líder explica entre el 50 y 70% de ese clima” (2013, p. 15). El equipo no solo se gestiona: se cultiva.

10. El poder de la simplicidad

En tiempos complejos, la simplicidad es revolucionaria. No se trata de simplificar lo complejo, sino de encontrar claridad en lo esencial. Valdano propone liderar con sentido común, lenguaje directo y objetivos claros. “La simplicidad tiene que ver con la inteligencia emocional”, señala (2013, p. 159). El líder que simplifica ayuda a otros a comprender, decidir y actuar.

11. El poder del éxito

El éxito verdadero no se mide solo en resultados, sino en el impacto que deja. Valdano distingue entre el éxito a cualquier precio y el éxito con dignidad. “Ganar también debe ser un triunfo moral”, escribe (2013, p. 29). El líder íntegro no solo logra metas, sino que deja huella. Si el proceso destruye a las personas, el éxito no vale. Como dice Valdano, “el líder que me interesa es el que hace mejor al otro” (2013, p. 21).

Conclusión: liderazgo para tiempos complejos

Los 11 poderes del líder de Jorge Valdano es mucho más que un manual de gestión deportiva. Es una brújula ética y emocional para cualquier persona que aspire a liderar con conciencia, compromiso y visión humana. En un mundo donde el liderazgo suele confundirse con dominación o eficacia sin escrúpulos, Valdano nos recuerda que la grandeza se alcanza desde la humildad, la palabra justa y la coherencia ética.

Su propuesta resuena tanto en una cancha de fútbol como en una sala de clases, una oficina o una comunidad. Porque como él mismo escribe: “No hay obra que merezca la pena si su base se construye sobre la infelicidad, el miedo o la denigración de las personas” (Valdano, 2013, p. 21).

Referencia bibliográfica

Valdano, J. (2013). Los 11 poderes del líder: El fútbol como escuela de vida. Conecta.



martes, 24 de junio de 2025

Liderar con Pasión y Disciplina: El Legado de Sir Alex Ferguson Más Allá del Fútbol



Se adjunta el enlace de este maravilloso libro

Cuando hablamos de liderazgo, solemos pensar en directores generales, políticos o figuras influyentes del mundo académico. Sin embargo, Sir Alex Ferguson, leyenda viva del Manchester United, redefinió el liderazgo a través del fútbol, demostrando que el arte de dirigir no se limita al deporte: es una filosofía de vida.

En su libro Leading (Ferguson & Moritz, 2015), traducido y compartido sin fines de lucro por Manchester United México, Ferguson ofrece una mirada honesta, profunda y reveladora de su pensamiento como líder. Este artículo profundiza en sus lecciones, en su carácter y en el impacto de su figura como referente en contextos educativos, organizacionales y personales.

Una vida forjada en la adversidad y la convicción

Ferguson creció en Govan, un barrio obrero de Glasgow, en medio de una familia trabajadora que le enseñó el valor del esfuerzo y la perseverancia. Su ascenso como futbolista y luego como entrenador no fue inmediato ni sencillo, pero fue su disciplina inquebrantable lo que lo llevó a dirigir por más de 26 años al club más emblemático de Inglaterra: el Manchester United.

“Mis padres trabajaban sus dedos hasta los huesos (…) de alguna manera absorbí la idea de que la única manera en que podía mejorar mi vida era trabajar muy duro” (Ferguson & Moritz, 2015, p. 30).

Su historia inspira no solo por los títulos (13 Premier Leagues, 2 Champions League, entre otros), sino por su capacidad de adaptación y liderazgo humano.

🎯 Lecciones de liderazgo aplicables al aprendizaje grupal

Sir Alex Ferguson fue más que un entrenador: fue un formador de personas. Muchas de sus prácticas pueden ser adaptadas para contextos educativos y empresariales, donde los equipos necesitan una dirección clara y motivadora.

1. Escuchar activa y estratégicamente

Ferguson sabía que un buen líder escucha para comprender, no solo para responder. Captaba datos de conversaciones informales, como cuando escuchó a sus jugadores hablar sobre Eric Cantona —lo que lo llevó a ficharlo y cambiar el destino del club (Ferguson & Moritz, 2015, p. 13).
Aplicación: en equipos de trabajo o clases, escuchar con atención las dinámicas sociales permite detectar talentos ocultos o conflictos potenciales.

2. Observar desde la distancia

Uno de sus aprendizajes clave fue retirarse de la supervisión directa en los entrenamientos para observar el panorama completo. Esto le permitió leer emociones, energía y actitudes (Ferguson & Moritz, 2015, p. 16).
Aplicación: los docentes y líderes deben aprender a observar sin intervenir constantemente, generando autonomía y detectando patrones grupales.

3. Fomentar el hambre de superación

Ferguson premiaba la autoexigencia y la mejora continua. Jugadores como Cristiano Ronaldo, Beckham y Gary Neville entrenaban más que los demás porque querían ser los mejores (Ferguson & Moritz, 2015, p. 33).
Aplicación: ofrecer oportunidades de autoevaluación, liderazgo rotativo y proyectos colaborativos donde los estudiantes o miembros del grupo aspiren a superarse a sí mismos.

4. Modelar con disciplina, no con control

Lejos del autoritarismo, Ferguson lideraba con ejemplo y claridad. Sabía cuándo imponer límites y cuándo ceder. Multaba conductas irresponsables, pero también celebraba públicamente los esfuerzos extraordinarios (p. ej., el caso de Henrik Larsson en 2007) (Ferguson & Moritz, 2015, p. 28).
Aplicación: en entornos grupales, combinar límites claros con reconocimiento positivo fortalece el sentido de justicia y pertenencia.

5. Desarrollar una visión de largo plazo

Sir Alex no se dejaba llevar por la inmediatez. Planeaba partidos, temporadas y trayectorias. Incluso cuando tomar decisiones le costaba títulos, priorizaba los principios.
Aplicación: en educación, fomentar el pensamiento estratégico a través de planes de carrera, proyectos anuales y visión compartida del futuro.

👨‍🏫 El entrenador que también fue maestro

Ferguson impartió clases en la Harvard Business School en 2012. Allí comprendió que enseñar y dirigir no son actividades tan diferentes: ambas buscan inspirar a las personas a dar lo mejor de sí mismas. En sus palabras:

“Los mejores maestros son los héroes y heroínas anónimos de cualquier sociedad” (Ferguson & Moritz, 2015, p. 8).

Sus métodos han sido objeto de estudio por parte de académicos de liderazgo, administración, y psicología organizacional. Ferguson no usaba una pirámide teórica como John Wooden, ni guías escritas: su liderazgo era vivencial, táctico, emocional y evolutivo.

🏟️ Admiración personal: ¿Por qué Ferguson es un faro para mí?

Admiro profundamente a Sir Alex Ferguson por su integridad, su resistencia emocional y su visión humanista del deporte. Nunca cedió a la tentación del ego; siempre puso el bien del equipo por encima del individuo. Supo acompañar los éxitos con humildad y los fracasos con dignidad.

En un mundo saturado de soluciones rápidas y liderazgos vacíos, Ferguson nos recuerda que ser líder es formar personas, construir legado y respetar el proceso.

📚 Referencia

Ferguson, A., & Moritz, M. (2015). Leading [Traducción al español por Manchester United México, 2017].



 

lunes, 23 de junio de 2025

Estrategias pedagógicas para grupos numerosos: Técnicas grupales para una educación transformadora

 Técnicas para el Aprendizaje Grupal: Grupos Numerosos (Chehaybar y Kuri, 2012)

Para acceder a la obra de la autora, da clic en el enlace expuesto en la parte superior



Introducción

La enseñanza en grupos numerosos representa uno de los mayores retos del sistema educativo, especialmente en niveles como la educación media superior y superior, donde la masificación es frecuente. Esta realidad no solo dificulta la atención individualizada, sino que también pone en jaque la calidad de los aprendizajes, la motivación estudiantil y la interacción significativa entre docentes y alumnos.

Frente a este panorama, el aprendizaje grupal surge como una estrategia profundamente pedagógica, sustentada en una concepción crítica del proceso educativo. Lejos de limitarse a un conjunto de actividades colaborativas, esta propuesta impulsa la transformación del aula en un espacio de reflexión, participación y construcción conjunta del conocimiento.

Aprendizaje grupal: una visión crítica del proceso educativo

Según Chehaybar y Kuri (2012), el aprendizaje grupal implica comprender al estudiante como un sujeto activo, social y emocional, que transforma y es transformado por su entorno. Esta perspectiva reconoce la importancia de la interacción, la comunicación, la emoción y la producción colectiva, no como elementos accesorios, sino como fundamentos del aprendizaje significativo.

Desde esta visión, el docente deja de ser un transmisor de contenidos para convertirse en un coordinador del proceso grupal, capaz de diseñar estrategias participativas, observar fenómenos grupales y tomar decisiones pedagógicas pertinentes que favorezcan la construcción crítica del conocimiento.

El papel del docente como coordinador y observador

Para que el aprendizaje grupal sea efectivo, el docente debe contar con formación en dinámica de grupos, así como habilidades para detectar fenómenos como la resistencia, el liderazgo, la exclusión o la cooperación entre los estudiantes (Chehaybar y Kuri, 2012). Su papel no es imponer técnicas, sino elegirlas con base en el momento que atraviesa el grupo, sus necesidades, su nivel de desarrollo y los objetivos curriculares.

El docente observador interpreta lo que ocurre en el grupo, lo analiza junto con sus estudiantes y ajusta la práctica. Esta actitud reflexiva permite que las técnicas grupales sean más que métodos; se convierten en experiencias educativas contextualizadas y transformadoras.

Técnicas grupales aplicables en grupos numerosos

A continuación, se presentan tres técnicas descritas en la obra de Chehaybar y Kuri (2012), que han demostrado ser eficaces en contextos de enseñanza masiva.

1. Palabras clave

Propósito: Facilitar la presentación, activar el pensamiento y conocer las expectativas del grupo.

Aplicación: En la primera sesión del curso, el docente pide a cada estudiante que escriba tres palabras clave que expresen sus expectativas sobre la materia o sobre el aprendizaje en grupo. Luego, en pequeños equipos, comparten y discuten sus palabras, sintetizando ideas comunes que se exponen en plenaria.

Ejemplo real: En un grupo de 80 estudiantes de pedagogía, esta técnica permitió romper el hielo, generar vínculos iniciales y brindar al docente información valiosa sobre las preocupaciones e intereses del grupo (Chehaybar y Kuri, 2012, p. 26).

2. Concordar y discordar

Propósito: Promover el pensamiento crítico, el debate respetuoso y la argumentación fundamentada.

Aplicación: El docente presenta una lista de afirmaciones sobre un tema (por ejemplo, la motivación o la evaluación). Los estudiantes deben indicar con cuáles concuerdan o discrepan, y justificar sus respuestas. Posteriormente, se forman equipos para debatir y contrastar posturas, finalizando con una reflexión grupal.

Ejemplo real: En el análisis del tema “motivación”, los estudiantes discutieron afirmaciones como “la motivación es siempre consciente” o “nadie motiva a nadie”. Esto permitió identificar diversas concepciones y la necesidad de profundizar en autores especializados (Chehaybar y Kuri, 2012, pp. 31-33).

3. La NASA (toma de decisiones por consenso)

Propósito: Fortalecer la capacidad de argumentación, el liderazgo rotativo y la toma de decisiones en grupo.

Aplicación: Se presenta un caso hipotético (por ejemplo, un accidente espacial) y se pide al grupo decidir, por consenso, qué objetos serían prioritarios para sobrevivir. Primero lo hacen de forma individual, luego en equipos. Se compara la efectividad individual frente a la grupal.

Ejemplo real: En la experiencia documentada, los estudiantes vivieron tensiones, negociaciones, escuchas activas y desacuerdos. La técnica fomentó la reflexión sobre el consenso como una herramienta de aprendizaje, no solo de decisión (Chehaybar y Kuri, 2012, pp. 103-108).

Consideraciones finales: técnicas como herramientas para una educación crítica

Las técnicas grupales no son soluciones mágicas ni sustitutos del contenido académico, pero bien aplicadas, pueden ser puentes entre el conocimiento y la vida. Para Chehaybar y Kuri (2012), su valor radica en que “se insertan en un proyecto pedagógico que reconoce al estudiante como constructor de saberes y al docente como un investigador de su propia práctica” (p. 17).

Implementar estas técnicas en grupos numerosos requiere planificación, sensibilidad, flexibilidad y formación docente permanente. Pero sus beneficios son incuestionables: se fortalece el pensamiento crítico, la corresponsabilidad, la creatividad, el trabajo colaborativo y la autonomía.

Referencias


Bauleo, A. (1974). Grupo operativo y psicología social. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión.

Chehaybar, E., & Kuri, E. (2012). Técnicas para el aprendizaje grupal: Grupos numerosos (4ª ed.). Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación, UNAM.


Páez, R. (1981). El uso de técnicas educativas en la formación grupal. Buenos Aires: Lugar Editorial.


Pichón-Rivière, E. (1977). Teoría del vínculo. Buenos Aires: Nueva Visión.




viernes, 20 de junio de 2025

🎼 El poder de la música sobre el cerebro humano: entre la emoción, la cognición y la evolución

 


Introducción

La música es un lenguaje universal, pero también es una experiencia cerebral compleja que involucra memoria, emoción, atención, percepción y movimiento. A través del libro Tu cerebro y la música: El estudio científico de una obsesión humana, Daniel J. Levitin (2006), neurocientífico y músico, nos presenta una revolucionaria perspectiva: la música no es solo arte, sino también una función cerebral profundamente arraigada en nuestra biología y evolución. Escuchar música no es una actividad pasiva: es una danza neuronal que activa múltiples sistemas del cerebro al mismo tiempo.

Música: ¿Una necesidad biológica?

La música ha estado presente en todas las culturas conocidas desde la prehistoria. Levitin (2006) sugiere que su universalidad y antigüedad podrían indicar que la música no es un mero entretenimiento cultural, sino una necesidad biológica que cumplió funciones evolutivas clave. La existencia de instrumentos musicales prehistóricos como flautas de hueso y tambores primitivos refuerza esta hipótesis.

Desde una perspectiva de la psicología evolutiva, la música pudo haber contribuido a la cohesión social, al cortejo sexual (al igual que el canto de los pájaros) y al desarrollo de estructuras cognitivas complejas. En palabras del autor, “la música, como el lenguaje, forma parte de lo más profundo de la naturaleza humana” (Levitin, 2006, p. 34).

El cerebro musical: una sinfonía de redes neuronales

Contrario a la idea popular de que la música solo se procesa en el hemisferio derecho, la neurociencia ha revelado que escuchar, interpretar o componer música implica una activación multisensorial distribuida por casi todo el cerebro.

  • Corteza auditiva: procesa el tono, el timbre y el ritmo.

  • Corteza motora: se activa al seguir el ritmo, incluso sin moverse.

  • Corteza prefrontal: participa en la anticipación y predicción musical.

  • Sistema límbico: regula las emociones evocadas por la música.

  • Hipocampo: vincula la música con los recuerdos autobiográficos.

Esta integración sugiere que la música puede facilitar funciones cognitivas más allá del arte mismo, como la memoria, la atención o el lenguaje (Levitin, 2006).

¿Por qué una canción puede hacernos llorar?

Escuchar música que nos emociona genera una liberación de dopamina, neurotransmisor vinculado al placer, la recompensa y la motivación. Levitin (2006) explica que este proceso es similar al que se activa con el sexo, la comida o una interacción social placentera.

El cerebro no solo responde al ritmo o al tono, sino también a la expectativa musical: predecimos qué nota viene después y sentimos una intensa recompensa emocional cuando se cumple… o cuando el compositor la rompe intencionadamente. Esta dinámica activa el sistema de recompensa cerebral (núcleo accumbens y corteza orbitofrontal), generando placer estético.

La música y el desarrollo del ser humano

Levitin destaca que las preferencias musicales se desarrollan tempranamente, e incluso pueden comenzar en el útero materno. Estudios muestran que los bebés pueden reconocer melodías familiares y que, con el tiempo, el cerebro se vuelve selectivo frente a estilos musicales basados en la experiencia cultural.

La adolescencia es otra etapa crítica: las canciones que escuchamos en esa época se vinculan emocionalmente a nuestra identidad, y el cerebro las codifica como elementos centrales de la autobiografía musical. Por eso, muchas personas sienten nostalgia y apego por la música de su juventud, incluso décadas después (Levitin, 2006, p. 189).

Más allá del arte: la música como terapia

El poder emocional de la música tiene aplicaciones clínicas y educativas. En musicoterapia, se utiliza para trabajar con personas que padecen Alzheimer, autismo, depresión, trastornos del habla o ansiedad. En estos casos, la música estimula regiones cerebrales deterioradas o alteradas, sirviendo como puente emocional, sensorial o motriz.

En la educación, su uso puede mejorar la atención, la regulación emocional y la memoria. Según Levitin (2006), escuchar música —especialmente si es significativa para el estudiante— puede “aumentar el rendimiento cognitivo y reforzar el aprendizaje por medio de asociaciones emocionales” (p. 276).

Hacia una comprensión científica de lo estético

Una de las grandes aportaciones de Levitin es desmontar la dicotomía entre ciencia y arte. Desde su experiencia como músico y neurocientífico, sostiene que entender la música científicamente no elimina su misterio, sino que lo expande. Analizar cómo el cerebro responde a una obra musical permite comprender mejor los mecanismos que sustentan la creatividad, el placer, la belleza y la identidad cultural.

Como señala Levitin, la música no es algo ajeno a la naturaleza humana: “Entender por qué nos gusta la música y qué obtenemos de ella es una ventana que da acceso a la esencia de la naturaleza humana” (2006, p. 45).

Conclusión

La música es mucho más que una expresión cultural: es una función cerebral compleja, una herramienta evolutiva, una fuente de placer y un reflejo de nuestra identidad emocional. Gracias a autores como Daniel Levitin, podemos mirar la música desde una nueva perspectiva: como una puerta de entrada al estudio profundo de la mente humana. Al comprender cómo y por qué la música afecta nuestro cerebro, estamos más cerca de comprendernos a nosotros mismos.

Referencias

Levitin, D. J. (2006). Tu cerebro y la música: El estudio científico de una obsesión humana (J. M. Álvarez Flórez, Trad.). RBA.




jueves, 19 de junio de 2025

Pensar la Psicología: Hacia una Ciencia Integral del Comportamiento Humano

 


A lo largo de la historia, la psicología ha estado marcada por tensiones epistemológicas entre diversas escuelas y enfoques. Desde los primeros intentos introspectivos hasta el rigor del conductismo, pasando por las revoluciones cognitivas y las aportaciones de las neurociencias contemporáneas, cada corriente ha ofrecido herramientas útiles, pero también ha sido limitada por sus propios marcos de referencia. En su obra Pensar la psicología, Castor Méndez Paz propone una reflexión crítica e integradora sobre este recorrido, apelando a una psicología que asuma la complejidad de su objeto de estudio sin caer en reduccionismos ni eclecticismos arbitrarios.

La mente: entre el cerebro, el cuerpo y la cultura

Uno de los puntos más destacados del libro es la necesidad de comprender el comportamiento humano desde una perspectiva que considere la interacción entre el sistema nervioso, el cuerpo y el entorno sociocultural. Según Méndez Paz (2015), la mente humana no puede entenderse si se la aísla de estos elementos. El cerebro es un órgano biológicamente determinado, pero sus funciones se expresan y moldean a través de su relación con el cuerpo y con la cultura en la que ese cuerpo se desarrolla. Esta visión recuerda las propuestas de la cognición encarnada y situada, que han ganado fuerza en las últimas décadas dentro de la psicología y las ciencias cognitivas.

Así, la mente no se reduce ni a mecanismos neuronales ni a estructuras mentales simbólicas. Es un sistema complejo que combina procesamiento implícito y automático con procesamiento explícito, consciente y autorreflexivo. Esta dualidad —que recuerda la distinción entre sistema 1 y sistema 2 de Kahneman (2011)— permite a los humanos responder de manera eficiente en lo cotidiano, pero también reflexionar, planear y reconstruir su mundo.


Más allá de las dicotomías: integración crítica y empírica

El autor critica fuertemente las posturas que, a lo largo de la historia de la psicología, han pretendido erigirse como la única explicación válida del comportamiento. Esto ocurrió, por ejemplo, con el conductismo frente a la introspección, y más tarde con la psicología cognitiva frente al conductismo. En palabras del autor, “cada aproximación ha tratado de convertirse en la única explicación válida que permitiría dar cuenta de todo el comportamiento, denigrando y excluyendo al resto de perspectivas y metodologías” (Méndez Paz, 2015, p. 17).

Frente a ello, la propuesta de Pensar la psicología es avanzar hacia un modelo integrador, pero no ecléctico. Es decir, no se trata de sumar teorías sin criterio, sino de articular sus aportaciones dentro de un marco coherente y contrastado empíricamente. Esta idea se alinea con lo que Gooding (2004) denomina la “ciencia como una fuente de nuevas formas de describir y entender tanto al mundo como a nosotros mismos”.

El rol activo del sujeto y la crítica al reduccionismo

Méndez Paz recupera una idea fundamental: el ser humano es un sujeto activo, no una mera tabla rasa ni una máquina de estímulo-respuesta. El sujeto interpreta, anticipa, representa y actúa sobre su entorno con base en su historia personal, su estructura biológica y su marco cultural. Esta afirmación desafía dos grandes supuestos del conductismo clásico: el ambientalismo radical y el carácter pasivo del organismo.

El autor analiza críticamente los experimentos clásicos del aprendizaje (como el condicionamiento operante y clásico) y muestra cómo los datos empíricos han desmentido algunas de sus premisas, como la idea de la equipotencialidad de los estímulos o la contigüidad como requisito suficiente para el aprendizaje (García y Koelling, 1966; Rescorla, 1968; Kamin, 1969). Lejos de rechazar al conductismo por completo, sugiere que sus aportaciones deben ser reinterpretadas a la luz de nuevas evidencias y marcos teóricos más amplios.

Psicología: ciencia del comportamiento y del conocimiento

El libro hace una reivindicación importante: la psicología no solo estudia la conducta, sino también los procesos internos que la generan. Es decir, estudia el comportamiento humano en su dimensión física, mental, emocional y social, lo que la convierte en una ciencia de frontera, en constante diálogo con disciplinas como la biología, la filosofía, la lingüística, la sociología o la antropología.

Al tratar de explicar por qué hacemos lo que hacemos, la psicología nos brinda herramientas para mejorar nuestra autonomía personal, comprender mejor a los demás, y fomentar relaciones más equitativas y conscientes. Por ello, pensar la psicología es también pensar una forma de emancipación humana, en la medida en que nos permite tomar conciencia de los determinantes —muchas veces ocultos— de nuestras acciones.

✍️ Conclusión

Pensar la psicología es más que un libro de teoría: es un llamado a asumir el pensamiento como una práctica deliberada, crítica y transformadora. Nos recuerda que la ciencia no es una acumulación de datos, sino una herramienta para comprender mejor la vida humana. Y en un mundo donde la salud mental se ha convertido en una prioridad global, esta reflexión resulta más urgente que nunca.

📚 Referencias 

Gooding, D. (2004). Ciencia e intuición. Universidad Nacional Autónoma de México.
García, J., & Koelling, R. (1966). The relation of cue to consequence in avoidance learning. Psychonomic Science, 4(1), 123–124.
Kahneman, D. (2011). Thinking, fast and slow. Farrar, Straus and Giroux.
Kamin, L. J. (1969). Predictability, surprise, attention, and conditioning. In B. A. Campbell & R. M. Church (Eds.), Punishment and aversive behavior (pp. 279–296). Appleton-Century-Crofts.
Méndez Paz, C. (2015). Pensar la psicología. Siglo XXI Editores.
Pozo, J. I. (2001). Adquisición de conocimiento. Morata.
Rescorla, R. A. (1968). Probability of shock in the presence and absence of CS in fear conditioning. Journal of Comparative and Physiological Psychology, 66(1), 1–5.


miércoles, 18 de junio de 2025

🔍 Ciencia, compromiso y cambio social: El legado vigente de Orlando Fals Borda para América Latina

 


Introducción

En tiempos donde la neutralidad de la ciencia es cuestionada por las profundas desigualdades que atraviesan a nuestras sociedades, el pensamiento del sociólogo colombiano Orlando Fals Borda se vuelve más actual que nunca. Su obra, recopilada en la antología Ciencia, compromiso y cambio social (Herrera Farfán & López Guzmán, 2018), constituye una de las propuestas más sólidas para repensar la ciencia social desde América Latina, con un enfoque transformador, ético y comprometido.

Lejos de promover un conocimiento académico elitista o distanciado de las realidades populares, Fals Borda defendió una sociología que se construye desde las luchas sociales, al lado de los sectores excluidos, y cuya finalidad no es solo interpretar el mundo, sino transformarlo. Así, su pensamiento articula teoría, praxis y metodología en una propuesta coherente, radical y profundamente humanista.

I. Ciencia comprometida: ética, política y responsabilidad

Para Fals Borda, toda producción de conocimiento está cargada de implicaciones éticas y políticas. La pretendida objetividad de las ciencias sociales ha servido, en muchos casos, como coartada para justificar el orden establecido o mantener los privilegios de las élites. En cambio, el sociólogo colombiano defiende una ciencia con orientación social, capaz de visibilizar las injusticias y contribuir a su superación.

En textos como ¿Es posible una sociología de la liberación?, afirma que “el científico social no puede considerarse exento de responsabilidad política”, y que “la neutralidad valorativa sirve, muchas veces, como disfraz del conformismo intelectual” (Fals Borda, 2018, p. 141).

Este posicionamiento se enmarca dentro de lo que llama praxiología, es decir, una ciencia comprometida con la práctica social. La sociología, desde esta perspectiva, no es solo análisis, sino acción; no solo diagnóstico, sino intervención consciente y solidaria. La tarea del sociólogo es colaborar en la transformación estructural de la sociedad.

II. Subversión, antiélites y cambio estructural

Uno de los conceptos más provocadores de Fals Borda es el de subversión, al que resignifica como un proceso necesario en los momentos de transición histórica. En el ensayo Subversión y desarrollo: el caso de América Latina, plantea que la subversión no es necesariamente destructiva, sino que puede ser una fuerza creadora, que acompaña y anticipa procesos de desarrollo social (Fals Borda, 2018, pp. 16-17).

Desde su visión, la subversión es moralmente justificada cuando se enfrenta a un orden injusto, y muchas veces ha sido la base de transformaciones profundas en América Latina. “Sin subversión, no habría auténtico desarrollo social y económico”, afirma con contundencia (p. 22).

En ese mismo sentido, introduce el concepto de antiélite, entendida como aquel grupo social o político que cuestiona la legitimidad de las clases dominantes, aportando nuevas formas de liderazgo y organización desde abajo. Las antiélites no solo desafían a las élites tradicionales, sino que proponen una nueva ética política basada en el servicio al pueblo y la horizontalidad.

III. Investigación-Acción Participativa: saber desde las bases

Uno de los aportes metodológicos más influyentes de Fals Borda es la Investigación-Acción Participativa (IAP). Esta metodología rompe con la lógica extractivista del conocimiento y propone un modelo horizontal en el que el investigador se convierte en co-partícipe de las comunidades, escuchando, dialogando y construyendo saberes de manera colectiva.

En palabras del propio Fals: “La IAP no se contenta con describir realidades, sino que las interpela, las confronta y las transforma” (Fals Borda, 2018, p. 289). El conocimiento ya no es privilegio de la academia, sino una construcción social situada, comprometida con la justicia y orientada a la acción.

Esta metodología ha sido fundamental para el trabajo con comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes en América Latina. Además, ha sido adoptada en disciplinas como la pedagogía crítica, la psicología comunitaria y la planificación participativa.

IV. El Socialismo Raizal: proyecto político autóctono

Fals Borda también pensó alternativas políticas concretas para América Latina. En el ensayo El socialismo que queremos (1982) y en sus desarrollos sobre el socialismo raizal, propone una forma de organización social inspirada en las prácticas solidarias y comunitarias del pueblo colombiano.

Este modelo de socialismo no copia esquemas soviéticos ni europeos, sino que parte de la experiencia histórica y cultural de América Latina. Se fundamenta en valores como la reciprocidad, el bien común, la autodeterminación y la democracia directa, retomando tradiciones como el cabildo, la minga y la economía del cuidado.

“El Socialismo Raizal no es una utopía importada, sino una construcción colectiva posible desde la memoria, la resistencia y la acción de los pueblos”, sostiene Fals Borda (2018, p. 343). En ese sentido, su propuesta política es profundamente decolonial y anticapitalista.

V. Vigencia y relevancia de su pensamiento

El pensamiento de Orlando Fals Borda continúa siendo una fuente imprescindible para las ciencias sociales críticas en América Latina. En contextos donde la desigualdad, la exclusión y la represión continúan vigentes, su obra ofrece herramientas teóricas, metodológicas y políticas para resistir, proponer y transformar.

Además, su propuesta de una ciencia comprometida y participativa resuena con las demandas actuales por conocimiento situado, feminista, decolonial y popular. Como sostienen los compiladores de la antología: “el legado de Fals Borda nos permite romper las divisiones espurias entre ciencia y política, universidad y lucha social” (Herrera Farfán & López Guzmán, 2018, p. 11).

Conclusión

Orlando Fals Borda nos dejó una lección fundamental: la ciencia puede ser una herramienta poderosa al servicio del cambio social, pero solo si se construye desde abajo, con ética, con compromiso y con el pueblo. Su obra nos desafía a repensar nuestras prácticas educativas, investigativas y políticas, y nos invita a soñar con una América Latina más justa, libre y digna.

Referencias

Fals Borda, O. (2018). Ciencia, compromiso y cambio social (N. A. Herrera Farfán & L. López Guzmán, Comps., 2.ª ed.). Buenos Aires, Argentina: Editorial El Colectivo.








martes, 17 de junio de 2025

Los cuatro pilares de la educación: Fundamentos, vigencia y desafíos del siglo XXI

 


Introducción

En una época caracterizada por la transformación constante, la incertidumbre global y la creciente interdependencia entre los pueblos, la educación se erige como el pilar fundamental para el desarrollo humano, social y cultural. Frente a este panorama, el Informe Delors (UNESCO, 1996), resultado del trabajo de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI, propone una visión integradora de la educación basada en cuatro pilares: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser. Estos pilares configuran un marco holístico que trasciende la enseñanza tradicional y se orienta hacia una formación humana completa y permanente.

1. Aprender a conocer: El conocimiento como experiencia activa

Este pilar implica más que la simple adquisición de información. Se centra en desarrollar la capacidad de aprender a lo largo de toda la vida, fomentar la curiosidad intelectual, el pensamiento crítico y la autonomía del sujeto frente al conocimiento.

“Este tipo de aprendizaje combina una cultura general suficientemente amplia con la posibilidad de profundizar en algunos saberes particulares” (Delors, 1996, p. 30).

El aprendizaje significativo, el trabajo por proyectos, el pensamiento metacognitivo y la alfabetización digital son hoy estrategias que actualizan este pilar, preparándonos para un mundo cambiante y saturado de información.

2. Aprender a hacer: Saber aplicar en contextos reales

Este segundo pilar aboga por la capacidad de transformar el conocimiento en acción. Más allá de habilidades técnicas, implica creatividad, trabajo colaborativo, toma de decisiones y responsabilidad en contextos laborales, comunitarios y personales.

“Ya no se trata solamente de adquirir una calificación profesional, sino de adquirir una competencia que permita afrontar múltiples situaciones y trabajar en equipo” (Delors, 1996, p. 33).

En contextos actuales, esta dimensión se vincula con el desarrollo de competencias clave del siglo XXI, como el emprendimiento, el liderazgo ético y la resolución de problemas.

2. Aprender a hacer: Saber aplicar en contextos reales

Este segundo pilar aboga por la capacidad de transformar el conocimiento en acción. Más allá de habilidades técnicas, implica creatividad, trabajo colaborativo, toma de decisiones y responsabilidad en contextos laborales, comunitarios y personales.

“Ya no se trata solamente de adquirir una calificación profesional, sino de adquirir una competencia que permita afrontar múltiples situaciones y trabajar en equipo” (Delors, 1996, p. 33).

En contextos actuales, esta dimensión se vincula con el desarrollo de competencias clave del siglo XXI, como el emprendimiento, el liderazgo ético y la resolución de problemas.

3. Aprender a vivir juntos: Educación para la paz y la ciudadanía global

Uno de los aspectos más visionarios del informe es el énfasis en formar personas capaces de convivir con el otro, de respetar diferencias y de resolver conflictos pacíficamente.

“El descubrimiento del otro pasa por el conocimiento de uno mismo” (Delors, 1996, p. 38).

Este pilar es vital frente a los fenómenos actuales de discriminación, xenofobia y polarización social. La educación emocional, el enfoque intercultural y los derechos humanos son componentes clave de este proceso. 

4. Aprender a ser: El desarrollo integral del individuo

Finalmente, el cuarto pilar reconoce la importancia del desarrollo de la personalidad, la autonomía, la ética, la sensibilidad y la espiritualidad. Es la dimensión más introspectiva y humanista del informe, estrechamente vinculada con la creatividad y la reflexión.

“La educación debe contribuir al desarrollo global de cada persona: espíritu, cuerpo, inteligencia, sensibilidad, sentido estético, responsabilidad individual y espiritualidad” (Delors, 1996, p. 40).

El enfoque humanista sigue siendo una necesidad urgente ante la tecnocracia educativa y la sobrevaloración de resultados cuantificables.

Articulación de los pilares en el contexto educativo contemporáneo

Diversos estudios coinciden en que los pilares no deben verse como compartimentos estancos, sino como dimensiones complementarias e interdependientes (Rodrigues, 2021; Razo y González, 2020). De hecho, un enfoque verdaderamente transformador de la educación implica integrar todos estos aprendizajes en una experiencia coherente y continua a lo largo de la vida.

“Los cuatro pilares permiten una articulación entre lo cognitivo, lo práctico, lo social y lo ético” (Rodrigues, 2021, p. 58).

Desafíos actuales y perspectivas

A más de 25 años de la publicación del informe, sus propuestas siguen siendo actuales. Sin embargo, persisten desafíos:

  • Currículos rígidos y centrados en la memorización.

  • Desigualdades sociales y educativas que impiden el acceso equitativo al aprendizaje.

  • Falta de formación docente orientada a una pedagogía integral.

  • Escaso desarrollo del aprendizaje emocional y ético.

Frente a ello, se hace necesario renovar el compromiso político y pedagógico con una educación más humana, inclusiva y transformadora.

Conclusión

El legado del Informe Delors nos recuerda que la educación no debe reducirse a preparar para el empleo, sino formar seres humanos completos, capaces de comprender, transformar y convivir en el mundo. Los cuatro pilares son más que una metáfora: son una brújula ética y pedagógica para orientar nuestras prácticas educativas hacia un futuro más justo, sostenible y solidario.

Referencias 

Delors, J. (1996). La educación encierra un tesoro. UNESCO. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000109590_spa

Razo, R., & González, E. (2020). La vigencia del Informe Delors en el contexto de la educación crítica. Revista Prepa 3, 8(15), 45–59. https://repository.uaeh.edu.mx/revistas/index.php/prepa3/article/view/5172 

Rodrigues, Z. B. (2021). Educación: Un estudio basado en el informe de la UNESCO sobre los cuatro pilares del conocimiento. Revista Científica Multidisciplinar Núcleo do Conhecimento, 6(1), 53–60. https://core.ac.uk/download/pdf/235854535.pdf