La evaluación del desempeño docente es una práctica cada vez más común en las instituciones de educación superior. Lejos de ser una simple herramienta administrativa, constituye un elemento clave para mejorar la calidad de la enseñanza, fortalecer la rendición de cuentas y orientar la toma de decisiones institucionales. Un reciente estudio realizado en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UATx) ofrece una valiosa perspectiva: la voz de los estudiantes sobre los rasgos más importantes a evaluar en sus profesores.
Una mirada desde los estudiantes
La investigación, llevada a cabo por Sánchez Rincón (2021), tuvo como objetivo identificar los principales rasgos del desempeño docente desde la opinión estudiantil, con base en cuatro dimensiones: personal, disciplinar, didáctico-pedagógica y profesional. El estudio se desarrolló con un enfoque cuantitativo, encuestando a 204 estudiantes de dos programas de licenciatura (Ciencias de la Educación y Comunicación e Innovación Educativa).
Dimensión personal: el respeto como eje fundamental
Los resultados muestran que el respeto del docente hacia los estudiantes fue el rasgo mejor valorado, considerado “excelente”. La atención individual y la motivación para asistir a tutorías también fueron calificadas positivamente, aunque se observó una menor valoración hacia la dedicación del docente fuera del aula (Sánchez Rincón, 2021). Coincidiendo con otros autores, se confirma que las cualidades personales como la empatía y el respeto son fundamentales para un buen desempeño docente (Cabalín et al., 2010; Casero, 2016).
Dimensión disciplinar: dominio del contenido
El dominio del contenido de la materia por parte del docente fue categóricamente valorado como “excelente”. Este hallazgo coincide con diversos estudios que enfatizan que la experticia en la disciplina es una condición básica para una docencia efectiva (Fernández & Luna, 2004; Galván & Farías, 2018).
Dimensión didáctico-pedagógica: planeación y claridad
La planeación de clases, la claridad en la exposición, el uso de distintos medios de enseñanza y la transparencia en los criterios de evaluación fueron algunos de los aspectos mejor valorados dentro de esta dimensión. No obstante, el fomento del trabajo colaborativo y la elaboración de organizadores gráficos fueron aspectos que recibieron calificaciones relativamente más bajas, lo que sugiere un área de mejora, especialmente en modelos educativos basados en el aprendizaje sociocultural (Díaz-Barriga & Hernández, 2010).
Dimensión profesional: puntualidad y compromiso
Finalmente, en la dimensión profesional, los estudiantes valoraron altamente la puntualidad, la asistencia regular y el cumplimiento de horarios por parte de los docentes. Aunque cumplir con el calendario no garantiza el aprendizaje por sí solo, estos aspectos son percibidos como signos de compromiso y profesionalismo (Hickman et al., 2016; Perrenoud, 2008).
Reflexiones finales
Este estudio demuestra que los estudiantes pueden ser evaluadores válidos del desempeño docente, siempre que el instrumento sea confiable y contextualizado. Más allá de cifras, los resultados reflejan expectativas claras: un buen docente debe conjugar conocimiento, habilidades pedagógicas, responsabilidad institucional y una actitud respetuosa hacia el estudiante.
En definitiva, la evaluación del desempeño docente no debe ser vista como un juicio punitivo, sino como una oportunidad para reflexionar y crecer profesionalmente. Escuchar la voz de los estudiantes puede ser un excelente punto de partida.
Referencias
Cabalín, D., Navarro, N., Zamora, J., & San Martin, S. (2010). Concepción de Estudiantes y Docentes del Buen Profesor Universitario. Int. J. Morphol., 28(1), 283-290. http://dx.doi.org/10.4067/S0717-95022010000100042
Casero, A. (2016). Deconstrucción del “buen profesor”. Revista Electrónica de Investigación y Evaluación Educativa, 22(2). http://dx.doi.org/10.7203/relieve.22.2.9419
Díaz-Barriga, F., & Hernández, G. (2010). Estrategias docentes para un aprendizaje significativo. Una interpretación constructivista. McGrawHill.
Fernández, E., & Luna, E. (2004). Evaluación de la docencia y el contexto disciplinario. Revista Mexicana de Investigación Educativa, 9(23), 891–911. http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=14002306
Galván, J. O., & Farías, G. M. (2018). Características personales y práctica docente de profesores universitarios. Revista Iberoamericana de Evaluación Educativa, 11(2), 9-33. https://doi.org/10.15366/riee2018.11.2.001
Hickman, H., Alarcón, M. E., Cepeda, M. L., Cabrera, R., & Torres, X. K. (2016). Significado de un buen profesor. Revista Electrónica de Educación. https://sinectica.iteso.mx/index.php/SINECTICA/article/view/636
Perrenoud, P. (2008). La evaluación de los alumnos. De la producción de la excelencia a la regulación de los aprendizajes. Buenos Aires: Colihue.
Sánchez Rincón, R. (2021). Los rasgos a evaluar en el desempeño docente. La voz de los estudiantes. Espacio I+D: Innovación más Desarrollo, 10(28). https://doi.org/10.31644/IMASD.28.2021.a05
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