Introducción
En un mundo donde los sistemas educativos enfrentan desafíos complejos y
cambiantes, se hace imprescindible contar con herramientas que permitan a los
docentes repensar y transformar su práctica desde un enfoque crítico,
contextualizado y participativo. La Investigación-Acción Educativa (IAE) es una
de esas herramientas, pues permite abordar los problemas reales del aula con el
propósito de mejorar la calidad educativa de manera colaborativa.
Más allá de ser un método de investigación, la IAE es una filosofía
de trabajo, un compromiso ético-político que empodera a los actores
educativos para convertirse en protagonistas del cambio.
¿Qué es la Investigación-Acción Educativa?
La Investigación-Acción Educativa es una metodología de investigación cualitativa
orientada a la mejora de la práctica educativa desde la propia experiencia de
los actores escolares. Según Rodríguez Sosa (s.f.), esta consiste en:
"Una forma de investigación social con base empírica que se lleva a
cabo con y por los participantes, con el objetivo explícito de mejorar sus
prácticas, su comprensión de estas y las situaciones en que se llevan a
cabo" (p. 7).
Es decir, la IAE no se limita a observar o analizar un fenómeno, sino
que lo interviene, transforma y mejora con la participación activa de
quienes lo viven. Se trata de una metodología que rompe con la separación entre
teoría y práctica, ciencia y acción, investigador e investigado.
Raíces y evolución
La IAE encuentra sus raíces en los trabajos del psicólogo social Kurt
Lewin en la década de 1940, quien propuso un modelo de investigación que
integraba la planificación, acción y evaluación como un ciclo continuo. Más
adelante, autores como Stephen Kemmis, Wilfred Carr, John Elliott y Lawrence
Stenhouse ampliaron el enfoque al ámbito educativo, haciendo énfasis en el
papel transformador del docente-investigador.
Principios y características esenciales
Entre los principios básicos de la IAE se destacan los siguientes:
Como señala Rodríguez Sosa (s.f.):
“El sujeto que investiga es el mismo que actúa, el mismo que reflexiona y el mismo que decide sobre las mejoras a realizar en su práctica pedagógica” (p. 9).
Fases de la Investigación-Acción Educativa
La IAE se estructura en ciclos, que no necesariamente son lineales, sino
espirales y flexibles. Rodríguez Sosa (s.f.) propone las siguientes etapas:
1. Identificación del problema
Parte de una situación problemática dentro del aula o la escuela,
detectada por los propios actores. No se trata de elegir cualquier tema, sino
aquel que genera inquietud, malestar o necesidad urgente de mejora.
Ejemplo: un docente identifica que sus estudiantes tienen poca participación
en clase y desea explorar nuevas estrategias de enseñanza.
2. Planificación de la acción
Se diseñan estrategias de intervención que respondan al problema. Esto
incluye establecer objetivos, actividades, recursos, tiempos y criterios de evaluación.
Ejemplo: implementar técnicas de aprendizaje cooperativo para fomentar
la participación.
3. Implementación de la acción
Se lleva a cabo la intervención educativa, procurando documentar todos
los pasos del proceso con observaciones, registros, diarios, entrevistas, etc.
4. Observación sistemática
Se recopilan evidencias sobre cómo está funcionando la estrategia, qué
cambios ocurren y qué resistencias o logros se presentan.
5. Reflexión y evaluación
Se analizan los resultados, se identifican logros y dificultades, y se
decide si es necesario repetir el ciclo con ajustes.
Este proceso no termina con una sola intervención. Por el contrario, da pie a nuevas preguntas, lo que convierte a la IAE en un proceso continuo de mejora y transformación
Ventajas y aportaciones de la IAE
La Investigación-Acción Educativa ofrece múltiples beneficios:
Empodera a los docentes: Los
convierte en investigadores activos y constructores de saberes sobre su
práctica.
Responde a contextos específicos: No aplica
soluciones genéricas, sino que se adapta a las realidades concretas de cada
comunidad escolar.
Fortalece el trabajo colaborativo: Promueve
la participación de todos los actores, creando comunidades de aprendizaje
profesional.
Genera conocimientos aplicables: Produce
teorías prácticas que pueden ser útiles para otras escuelas en contextos
similares.
Además, permite superar la lógica de imposiciones externas en materia
educativa, fomentando una autonomía pedagógica comprometida y crítica.
Retos y consideraciones éticas
Implementar procesos de IAE no está exento de desafíos. Algunos de los
más comunes son:
Falta de tiempo y recursos: La
sobrecarga administrativa y docente puede dificultar la dedicación requerida
para investigar.
Resistencia al cambio: A veces
los colegas o autoridades educativas muestran desconfianza hacia metodologías
no tradicionales.
Necesidad de formación: No todos
los docentes tienen experiencia previa en investigación.
Es fundamental asumir el compromiso ético de trabajar con respeto,
transparencia y horizontalidad, cuidando la confidencialidad y la integridad de
los participantes.
Aplicaciones reales y contexto mexicano
En México, la IAE ha cobrado fuerza especialmente en proyectos de
formación continua docente, educación indígena, evaluación formativa,
innovación didáctica y construcción de comunidades de aprendizaje. Diversas
universidades y colectivos han impulsado líneas de trabajo basadas en este
enfoque, reconociendo que las mejores soluciones educativas nacen desde la
escuela misma.
En este sentido, la IAE no solo responde a problemas pedagógicos, sino que también permite resistir lógicas tecnocráticas y promover una educación humanista, situada y emancipadora
Conclusión
La Investigación-Acción Educativa representa un enfoque poderoso para
repensar la educación desde una perspectiva ética, crítica y transformadora. Al
articular la reflexión con la acción, permite a los actores educativos
construir respuestas innovadoras a los desafíos que enfrentan, fortaleciendo su
autonomía profesional y su compromiso con una educación de calidad y con
sentido social.
Como educadores, estamos llamados no solo a reproducir conocimientos, sino a cuestionar nuestras prácticas, colaborar con otros y transformar nuestras escuelas en espacios vivos de aprendizaje y justicia
Referencia
Rodríguez Sosa, J. (s.f.). La investigación acción educativa. ¿Qué
es‽ ¿Cómo se hace‽ [Archivo PDF].
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