La educación superior se encuentra en constante transformación, impulsada por cambios tecnológicos, sociales y culturales. En este contexto dinámico, es fundamental preguntarse: ¿qué esperan los alumnos de su profesor? ¿Qué cualidades, actitudes y habilidades son valoradas por quienes ocupan el rol de aprendientes en el aula universitaria? Comprender estas expectativas no solo fortalece la práctica docente, sino que también contribuye al éxito académico y profesional del estudiantado.
Más allá del conocimiento: el rol del docente como guía
Tradicionalmente, se ha considerado al docente como un transmisor de conocimientos. Sin embargo, los estudiantes actuales esperan mucho más que eso. De acuerdo con el estudio de López Gopar y Pérez Gómez (2020), los alumnos universitarios valoran que sus profesores desempeñen un rol más humano y cercano. Esperan encontrar en sus maestros no solo expertos en contenido, sino también mentores que inspiren, acompañen y promuevan el pensamiento crítico y la autonomía.
Las cualidades más valoradas por los estudiantes
En un estudio realizado por Andueza López (2021), se identifican varias cualidades clave que los estudiantes universitarios esperan de sus docentes:
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Claridad en la exposición: La capacidad de explicar de forma estructurada y comprensible los contenidos curriculares es una de las cualidades más valoradas.
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Capacidad de motivar: Un buen profesor es aquel que despierta el interés por aprender y genera entusiasmo en sus estudiantes.
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Accesibilidad y empatía: La disposición para escuchar, comprender y acompañar al alumno en sus procesos personales y académicos es fundamental.
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Actualización constante: Los estudiantes valoran a los profesores que se mantienen al día con los avances de su disciplina y adaptan sus métodos a los contextos actuales.
La dimensión emocional del aprendizaje
En un entorno universitario muchas veces marcado por el estrés, la incertidumbre y la presión por el rendimiento, el vínculo emocional entre profesor y alumno cobra gran relevancia. Según Conejero-Amorós et al. (2009), la percepción que tiene un estudiante sobre su profesor puede afectar directamente su rendimiento académico. La confianza, la percepción de justicia en la evaluación, y la sensación de ser valorado son aspectos que impactan la permanencia o el abandono de una asignatura.
Las expectativas varían según el contexto y la experiencia
Un hallazgo interesante señalado por López Gopar y Pérez Gómez (2020) es que las expectativas de los estudiantes no son homogéneas. Estas se ven influenciadas por factores como la trayectoria escolar previa, el contexto institucional, la cultura escolar, el género e incluso la etapa de formación en la que se encuentran. Así, por ejemplo, los alumnos de primer ingreso suelen valorar más la organización y claridad, mientras que los más avanzados priorizan la capacidad crítica y el acompañamiento para el desarrollo profesional.
Desarrollo de competencias profesionales: una exigencia del presente
El mercado laboral actual exige que los egresados universitarios cuenten con habilidades para el trabajo colaborativo, la comunicación efectiva, el pensamiento crítico y la resolución de problemas. Los alumnos esperan que sus docentes los preparen no solo para aprobar exámenes, sino para enfrentar la vida laboral con herramientas sólidas. Guevara y Belelli (2009) destacan que los estudiantes valoran que se les brinden experiencias de aprendizaje significativas que integren teoría y práctica, lo que requiere de una docencia comprometida, innovadora y reflexiva.
Retos para la docencia universitaria
Responder a estas expectativas implica importantes desafíos para la docencia. No se trata solo de adoptar nuevas tecnologías o metodologías, sino de repensar el rol docente desde una ética del cuidado y la responsabilidad. El profesor universitario debe ser, como afirma Paulo Freire, un “intelectual comprometido con la transformación social”, capaz de reconocer la diversidad del alumnado y construir saberes de manera dialógica.
Conclusión: hacia una docencia centrada en el estudiante
En suma, los alumnos esperan de sus profesores un equilibrio entre conocimiento disciplinar, habilidades pedagógicas y sensibilidad humana. Esperan claridad, motivación, empatía, compromiso y preparación para la vida profesional. Atender estas expectativas no significa ceder a demandas pasajeras, sino comprender las necesidades reales del estudiantado y construir experiencias educativas que potencien su desarrollo integral.
Como docentes, tenemos la oportunidad de transformar el aula en un espacio de encuentro, crecimiento y emancipación. Escuchar a nuestros alumnos es el primer paso para lograrlo.
Referencias
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Andueza López, G. D. (2021). ¿Qué esperan los alumnos universitarios de sus docentes? Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación. Recuperado de https://observatorio.tec.mx/edu-bits-blog/que-buscan-los-alumnos-universitarios/
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Conejero-Amorós, M. E., López-Alacid, M. P., & Martínez-Vicente, A. B. (2009). Expectativas del alumno hacia el profesor. Su influencia en el rendimiento académico. International Journal of Developmental and Educational Psychology, 2(1), 411-417. Recuperado de https://www.redalyc.org/pdf/3498/349832321045.pdf
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Guevara, H. M., & Belelli, S. E. (2009). Percepciones estudiantiles acerca las prácticas docentes y las competencias construidas para el estudio y el trabajo. X Jornadas Argentinas de Estudios de Población. Recuperado de https://www.aacademica.org/000-058/50.pdf
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López Gopar, M. E., & Pérez Gómez, A. I. (2020). ¿Qué esperan los alumnos de un buen profesor? Develando expectativas para repensar la práctica docente. ResearchGate. Recuperado de https://www.researchgate.net/publication/344858566
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